EN LA PRÁCTICA PEDAGÓGICA
ENCUENTRO DE FE N° 01
CONCEPTO DE RELIGIÓN
I. CONSIDERACIONES ETIMOLÓGICAS E HISTÓRICAS.
La palabra religión, transcripción del término latino religio, ha sido utilizada a lo largo de la historia cristiana del pensamiento con significados notablemente diferentes. Con ella se ha designado el conjunto de los elementos que componen el fenómeno histórico conocido como /cristianismo: religión cristiana; algún aspecto concreto o institución particular dentro del mismo: entrar en religión, pasar a formar parte de una congregación religiosa; la relación que une al hombre con la divinidad; la virtud que le posibilita rendir a /Dios el culto que le es debido. Tales significados, acarreados por el uso de la palabra durante muchos siglos, tienen su origen y una primera justificación en las diferentes etimologías que se le atribuyen.
Para los autores paganos como Cicerón, religio procede de relegere o religere, que significan la acción de tratar con cuidado, con suma atención, la acción de «volver sobre una decisión tomada» (retractare), aplicada a las cosas relativas al culto de los dioses. Religión es, en este sentido, equivalente a observancia cuidadosa, y conduce a una disposición subjetiva cercana al escrúpulo. Para Lactancio, autor cristiano, religio procede de religare, vincular o religar, y significa la acción de religar Dios consigo al hombre, por el vínculo de la piedad. Estas dos etimologías, aunque la entiendan en dos sentidos diferentes, se refieren a la relación del hombre con el mundo de lo sobrehumano y a su ejercicio; a la religión, pues, en su vertiente subjetiva. A esa misma vertiente, notablemente precisada, remite el significado de religión como virtud, que se atribuye al término en la Edad Media cristiana.
En la época romana existen otros términos: caeremonia, cultus, ritus, sacra, para designar el conjunto de los elementos en los que se expresa y cristaliza socialmente la actitud religiosa. Pero a todos ellos se impondrá religio, como palabra genérica para designar el conjunto, la totalidad del fenómeno al que pertenecen la relación subjetiva, las representaciones que origina, las prácticas cultuales y las instituciones que las regulan. De esta forma, la palabra religio pasa a significar el hecho religioso, primero, tal como se da en Roma, y posteriormente, tal como se presenta en el cristianismo, aunque en cada uno de estos contextos aparezca matizado por el sentido que le otorga la distinta manera de entender su aspecto subjetivo, es decir, la vivencia de la relación y la relación misma. A partir de la época moderna, la palabra religión –y sus equivalentes en las lenguas de los países occidentales– comenzó a ser utilizada por las ciencias modernas de las religiones, sobre todo para designar, en plural, un conjunto de hechos humanos, parte integrante de la historia de la humanidad, muy variados en sus formas concretas, todas ellas condicionadas histórica y culturalmente, pero dotados, a los ojos de los cultivadores de esas ciencias, de suficientes rasgos comunes como para ser designados con la misma palabra con la que se venía designando el cristianismo. Así, de la religión cristiana se pasó a hablar de religiones y a designar como religión a cada uno de los hechos: hinduismo, budismo, judaísmo, islamismo, etc., comprendidos en ese plural.
No faltaron desde muy pronto estudiosos de las religiones que, al descubrir en algunos de esos hechos, a los que se aplicaba la palabra, peculiaridades importantes –tales como la ausencia de una configuración precisa de la divinidad en el budismo theravada–, comenzaron a poner en cuestión la aplicación a los mismos de ese término común. Posteriormente, esta tendencia se vio reforzada por el descubrimiento de que cada religión se entiende a sí misma con palabras dotadas de significaciones diferentes –el hinduismo se comprende a sí mismo como sanatana Dharma, sistema o ley eterna, la religión musulmana como islam, sometimiento incondicional, etc.– y por el peligro de colonización cultural que suponía la imposición a todas ellas de un concepto formado a partir del cristianismo.
Todas estas dificultades hacen cuestionable el uso del término religión para referirse a los hechos designados desde Occidente como religiones. En todo caso, fuerzan a interpretar el significado expresado por religión, no como un concepto unívoco aplicable de forma idéntica a todas las religiones, sino como una noción aplicable a todas ellas de forma sólo analógica, o incluso como un «símbolo sin pretensión de contenido en el orden conceptual» (R. Panikkar).
Consciente de estas dificultades, sigo utilizando la palabra religión para designar los variados hechos presentes en la historia de la humanidad, tradicionalmente estudiados por la historia de las religiones, por estar convencido de que, a pesar de su innegable variedad, tales fenómenos contienen, en primer lugar, una serie de rasgos comunes, subsumibles por las categorías elaboradas por las ciencias de las religiones; y, además, una organización homóloga de tales elementos, expresable en la propuesta de una estructura significativa, que el contraste con la variedad de las religiones verifica. Así, religión es un término que, en el uso ordinario del lenguaje, sirve para designar hechos humanos dotados de características comunes, y en el uso más preciso de las ciencias de las religiones –y más en concreto de la fenomenología de la religión– constituye una categoría con la que se expresa la estructura significativa que permite identificar a todos esos hechos, en su extrema variedad de formas concretas, como religiones.
Así, pues, religión no tiene como referente un hecho uniforme. Es un término técnico, una categoría, construida por la fenomenología de la religión, con la que describe y comprende hechos muy variados que permiten y requieren ser comprendidos con un nombre análogamente aplicable a todos ellos, en la medida en que realizan una estructura significativa común. Es evidente que el contenido preciso de esa estructura, el alcance y el significado de la definición que la expresa, influirá sobre el número y el tipo de fenómenos a que pueda aplicarse. Así, una definición funcional de religión, permite la aplicación de esa palabra para designar todos los hechos que coincidan en la realización de las funciones expresadas en tal definición. En cambio, una definición sustantiva de la palabra, restringe la aplicación de la misma a aquellos hechos en los que se produzca la referencia a un ser superior, característica de las definiciones sustantivas. Por otra parte, la mayor o menor precisión de ese ser superior en la definición propuesta, llevará a una consideración más o menos estricta del fenómeno al que remite, lo que originará la inclusión en el mismo de determinados hechos y la exclusión de otros.
II. HACIA UNA DEFINICIÓN DE LA RELIGIÓN.
¿Cómo proceder para el establecimiento de una definición sustantiva de religión? El desarrollo de las ciencias de las religiones excluyen el procedimiento que consistiera en deducirla de una comprensión apriorista del ideal de religión contenido en una filosofía, una cosmovisión o una ética determinadas. Tampoco parece legítima una definición obtenida a partir de una única tradición religiosa o de una interpretación teológica de la misma. La definición de la estructura ha de obtenerse de la comparación de todos los fenómenos religiosos, tomando como tales, en un primer momento, aquellos que tienen como tales las ciencias de las religiones. Esa comparación permitirá la construcción de una definición estricta de religión, en la que se precisen los rasgos esenciales y la relación que mantienen entre sí. Tal definición deberá contrastarse permanentemente con los fenómenos –antiguos y nuevos– a los que pueda aplicarse, y estar así sometida a un trabajo permanente de precisión. La aplicación de este método permite llegar a una definición de la estructura significativa del fenómeno religioso presente en la variedad de las religiones, que puede resumirse en estos términos: un hecho humano específico, presente en una pluralidad de manifestaciones históricas, que tienen en común: estar inscritas en un ámbito de realidad original que designa el término lo sagrado; constar de un sistema de mediaciones organizadas: creencias, prácticas, símbolos, lugares, tiempos, objetos, sujetos, etc., en las que se expresa una experiencia humana de reconocimiento, adoración, entrega, referida a una realidad trascendente, al mismo tiempo que inmanente, al hombre, y que interviene en su vida para darle sentido y salvarle.
El centro de esta comprensión de la religión se sitúa en un núcleo bipolar constituido por la presencia de una realidad superior al hombre y el reconocimiento por este de esa realidad, en un acto de trascendimiento de sí mismo y de descentramiento en ella. De este núcleo surgen todos los elementos visibles de las religiones: /creencias, ritos, espacios y tiempos sagrados, personas e instituciones, tan variados como las culturas y situaciones humanas, pero todos coincidentes en su condición de mediciones religiosas. El contacto con el núcleo de la religión confiere a todos los elementos que intervienen en ella una condición peculiar que los convierte en realidades sagradas, y la presencia de ese núcleo en la vida de las personas y las sociedades, genera una forma peculiar de vida, un mundo vital inconfundible e irreductible a cualquier otro, que expresa la categoría de lo sagrado.
ENCUENTRO DE FE N° 02
CONCEPTO DE RELIGIÓN
III. ELEMENTOS BÁSICOS DEL FENÓMENO RELIGIOSO.
Para dar mayor concreción a la definición propuesta y para precisar el significado de la estructura en ella contenida, desarrollaremos los cuatro elementos que comporta.
Todas las formas de religión coinciden en remitir al hombre a una realidad superior a él mismo que puede ser representado bajo las formas más variadas. En las formas elementales de vida religiosa puede aparecer como un supra y un prius (U. Bianchi), algo anterior y superior al hombre, con el que este entra en relación o en contacto. Numerosas religiones se lo representan bajo una forma teísta, que puede concretarse como dualismo, politeísmo o monoteísmo. Otras tradiciones religiosas configuran esa realidad superior en términos monistas, que dan lugar a representaciones enteramente originales de su relación con el hombre y su mundo. En algunas religiones, entre las cuales se encuentra el budismo originario, el hombre se vive aspirado por ese más allá de sí mismo y de todo lo real —incluidos los dioses— de lo que es incapaz de ofrecer otra representación que el vacío y el silencio absoluto. Para referirme a esa realidad, a ese prius y ese supra en relación con el hombre, que determina la aparición de todo lo que tiene que ver con la religión, propongo la categoría de Misterio, dándole un contenido significativo, que, a mi entender, le hace aplicable a las casi incontables configuraciones que presentan las diferentes religiones. Tal contenido significativo, comprende los siguientes rasgos esenciales.
a) En primer lugar, su absoluta trascendencia en relación con el hombre, su vida y su mundo. A esa trascendencia se refieren las religiones con las imágenes de la otredad: «Totalmente otro», su inaccesibilidad: «Altísimo»; la invisibilidad: «Tú eres un Dios escondido»; la radical y absoluta diferencia: «Distinto de lo conocido y de lo desconocido»; la incognoscibilidad: «Super incognoscible»; la inefabilidad: de él solo se puede decir: «No es así, no es así»; su condición de voluntad que se impone al hombre de manera incondicional; su superioridad absoluta: superior summo meo. Pero más allá de las imágenes, el sujeto religioso vive la trascendencia del misterio en el hecho de que sólo puede entrar en contacto con él trascendiéndose, yendo más allá de sí mismo y experimentando en su presencia los sentimientos de sobrecogimiento —mysterium tremendum—, de anonadamiento y de indignidad radical, que le lleva a sentirse pecador ante su santidad absoluta.
b) Junto a este primer rasgo, y como primera manifestación de la coincidentia oppositorum (Nicolás de Cusa) que es el Misterio para el hombre, el Misterio comprende también su más perfecta inmanencia en el hombre, su vida y su mundo. De este segundo rasgo ofrecen las tradiciones religiosas las más variadas imágenes y representaciones. La imagen de la cercanía: Alláh es más próximo al hombre que su propia yugular; la de la intimidad: «Interior intimo meo» (san Agustín); la del origen del que surge la vida: «Tus manos tejían mis entrañas»; incluso la de la identidad en el interior de la trascendencia: «Tú eres eso»; «el atman es el brahman»; «el centro del alma es Dios» (san Juan de la Cruz); la de su presencia constante, que envuelve la vida toda y acompaña todas sus vicisitudes. No es difícil mostrar que sólo una mirada superficial verá como contradictorios estos dos rasgos que el sujeto religioso atribuye al Misterio. Sólo lo absolutamente trascendente puede ser inmanente de forma absoluta, o, como sugiere Nicolás de Cusa, sólo lo totalmente otro puede ser al mismo tiempo non aliud, no otro.
c) El tercer rasgo esencial del Misterio es su condición de sujeto activo, su ser en el hombre ocurre bajo la forma de la presencia, del darse a conocer y del dar de ser, atrayendo hacia sí, reclamando la respuesta, tomando la iniciativa de la relación o, como dirán después algunas religiones, revelándose al sujeto. Pascal resumió un tema presente en mil formas en distintas religiones, cuando atribuyó a Dios: «No me buscaríais si no me hubieseis encontrado». Entendido el Misterio como una categoría para la interpretación del polo objetivo de la relación religiosa, se comprende que no se realice de forma idéntica en todas las religiones. Pero el estudio de las religiones muestra que figuras tan diferentes como el tao chino, el brahman hindú de las Upanishads, el nirvana del budismo, los diferentes nombres para Dios de los monoteísmos proféticos, ilustran con suficiente claridad la presencia en todas esas figuras de los rasgos a que acabamos de hacer referencia como característicos del Misterio. La realidad del Misterio especifica la relación que el hombre religioso establece con él. También ella aparece configurada en las diferentes religiones en formas notablemente diferentes, de acuerdo con el sistema religioso en que se inscriben, y con las condiciones históricas, sociales y culturales en que ese sistema ha surgido. Pero la comparación atenta de todas esas formas permite descubrir, por debajo de todas ellas, una estructura común que cada una de ellas realiza de una forma peculiar.
En correspondencia con la absoluta 'trascendencia del Misterio, la actitud religiosa comporta el total trascendimiento de /sí mismo, la salida más allá de los objetos naturales, de sus diferentes facultades, por parte del sujeto religioso. El sujeto humano, centro de relación con los objetos mundanos, todos ellos ordenados a sus capacidades de conocimiento, explicación, manipulación y disfrute, necesita, para entrar en relación con lo supremo y absolutamente trascendente, descentrarse literalmente y aceptar esa realidad como centro de su propia vida. La condición de extática de esta nueva actitud, impone una nueva forma de ejercicio de todas las facultades humanas. Así, la razón, en relación con el Misterio, actúa no explicando, comprendiendo, sino dejándose iluminar por él y aceptándolo; la voluntad no interviene dominando esa realidad, sino haciéndose disponible a ella y acogiéndola; la libertad, en relación con el misterio, no consistirá en disponer de él, sino en consentir a su presencia. A través de esta actitud, el sujeto inaugura una nueva forma de realización de sí mismo, que no consiste en existir por sí y desde sí mismo, sino desde la disposición a entregarse y acoger. Tal exigencia del Misterio sobre la realización de la existencia no comporta, sin embargo, la aniquilación del sujeto o su sometimiento a ninguna forma de heteronomía. Debido a la apertura radical del ser humano al infinito, el consentimiento a este más allá radical de sí mismo, es la condición de su realización plena. Por eso, los sujetos religiosos viven su radical trascendimiento como condición para la salvación, es decir, para la plena realización de sí mismo, como fruto, no de su propio esfuerzo, sino de la donación o la gracia del misterio.
La atención a las formas más perfectas de realización de la actitud religiosa descubre la más perfecta coherencia y convergencia de todas ellas, en torno a esos dos rasgos esenciales. Aludamos, como verificación de este enunciado, a la actitud teologal cristiana, al islam, es decir, el sometimiento incondicional de sí mismo, de los musulmanes, a la fidelidad obediente del judaísmo, a la bhakti o devotio, es decir, la entrega confiada de sí mismo, propia de toda una corriente del hinduismo, y el mismo nirvana budista. La actitud religiosa es vivenciada, en las diferentes religiones, en las múltiples y variadas formas de experiencia religiosa que encarnan, en las condiciones subjetivas, sociales y culturales, el reconocimiento del Misterio, vívido en la actitud religiosa fundamental. Todas estas formas variadas de experiencias religiosas, coinciden en concernir y afectar al sujeto como totalidad; ser vividas al mismo tiempo como oscuras y sumamente ciertas: «Que bien sé yo la fonte que mana y corre, aunque es de noche» (san Juan de la Cruz); repercutir de forma muy viva sobre las facultades humanas, y originar sentimientos intensos de paz, sosiego, sobrecogimiento, maravillamiento, fascinación.
ENCUENTRO DE FE N°____
FUNDAMENTACIÓN LEGAL
La educación escolar en el campo religioso tiene un marco en el ordenamiento constitucional y legal, que además de permitirlo, establece unas garantías y responsabilidades muy claras para el Estado y para los establecimientos educativos, respecto de la educación religiosa.
ENCUENTRO DE FE N°_____ LA ORACIÓN
Una noche, mientras se hallaba en oración, el hermano Bruno se vio interrumpido por el croar de una rana. Pero, al ver que todos sus esfuerzos por ignorar aquel sonido resultaban inútiles, se asomó a la ventana y gritó: “¡Silencio! ¡Estoy rezando!”. Y como el hermano Bruno era un santo, su orden fue obedecida de inmediato: todo ser viviente acalló su voz para crear un silencio que pudiera favorecer su oración. Pero otro sonido vino entonces a perturbar a Bruno: una voz interior que decía: “Quizás a Dios le agrade tanto el croar de esa rana como el recitado de tus salmos...” “¿Qué puede haber en el croar de una rana que resulte agradable a los oídos de Dios?”, fue la displicente respuesta de Bruno. Pero la voz siguió hablando: “¿Por qué crees tú que inventó Dios el sonido?”.
Bruno decidió averiguar el porqué. Se asomó de nuevo a la ventana y ordenó: “¡Canta!” Y el rítmico croar de la rana volvió a llenar el aire, con el acompañamiento de todas las ranas del lugar. Y cuando Bruno prestó atención al sonido, éste dejó de crisparle, porque descubrió que, si dejaba de resistirse a él, el croar de las ranas servía, de hecho, para enriquecer el silencio de la noche. Y una vez descubierto esto, el corazón de Bruno se sintió en armonía con el universo, y por primera vez en su vida comprendió lo que significa orar. (Anthony de Mello)
Orar: No tiene merito permanecer firme y erguido cuando las cosas van bien. El merito de fidelidad consiste en permanecer en pie cuando todos los sufrimientos y tempestades arremeten con fuerza y sin tregua, cuando todos los caminos y esperanzas humanas se han perdido.
Jesús oró tres horas en el huerto y salió del jardín de los Olivos fortalecido y sereno y sin ningún rastro de amargura. Ha estado con su Padre. Se ha puesto en sus manos. Y sale de la oración con la paz de quien esta por encima de los vaivenes y zozobras de la vida. Aquí reside el secreto y la grandeza original del cristiano: en la oración confiada y fiel, que nos brinda como fruto el no perder nunca jamás la esperanza y poder vivir con serenidad en medio de grandes sufrimientos. Para afrontar el dolor la oración es un medio absolutamente indispensable. Ora cuando estés alegre, pero no dejes de orar nunca cuando llegue el dolor y la tragedia en tu vida.
· Es a toda carrera y mal dicha
· Solo se hace por cumplir
· Se hace con sueño o con flojera
· Pura palabrería sin sinceridad
· Es una oración vanidosa (hecha para ser visto o alabado)
·
Una oración es enriquecedora o sea que te sirve de algo si...
La realizas con sinceridad.
- Es un tiempo exclusivo para el encuentro con Dios
- Es ponerse concientemente en presencia de Dios: creer en El, adorarlo, agradecerle, amarlo, pedirle perdón, pedirle su espíritu, etc...
- Es escuchar a Dios que se manifiesta en los acontecimientos, en la sagrada escritura, en la liturgia, en el fondo de nuestro corazón.
- Es comprometerse con El y amarlo mas sirviendo a tus semejantes.
APTITUDES ANTELA ORACIÓN
NO PUEDO HACER ORACIÓN:
Es algo muy común que como principiante no sepas que decir. Pues empieza por ahí diciendo : Señor, no se que decir...
El interés por la oración no viene de fuera; ha de nacer de la propia vida.
No se puede mantener la vida al margen de Dios; a la vez que se pretende buscar su cercanía a base de razonamientos humanos.
Dices que no puedes hacer una oración, y tu vivir es un vivir egoísta, centrado en ti.
Dices que te aburres en la oración es que solo buscas en ella utilitarismos (solo cuando necesitas algo sino no) para el momento.
Si estas absorbido por tus comodidades, si tus sentidos tienen de todo...,no necesitas de Dios.
Solo puede encontrar la necesidad de orar, quién ha abierto su vida al infinito, quien ha descubierto en sí aspiraciones de trascender a la materia.
¿PARA QUE ORAR?
Muchos se preguntan: ¿Para que orar? ...Si Dios sabe lo que necesitamos. ¿Para que insistirle?...Si el es tan bueno y esta pendiente de nosotros. Algunos insisten: no pidas nada, deja que el señor te de lo que quiere. Tu sólo agradece y ama. ...Y sin embargo...Jesús nos dijo: “Cuando recen digan...Danos hoy nuestro pan de cada día...” El mismo en su oración pidió ayuda al Padre.
Entonces de acuerdo a esto, descubrimos que pedir es...
· Un signo de confianza,
· Un reconocer la propia pobreza,
· Un compromiso de hacer todo lo que de uno depende para que lo que se pide se realice.
La oración de alabanza es excelente, pero también lo es la oración de arrepentimiento, la de agradecimiento y la oración de petición.
¿Por qué pedir? Es lo mismo que ¿Por qué respirar?...porque lo necesitamos para vivir.
La oración bajo todas su formas es la respiración de la fe, es acercamiento y adhesión a Dios nuestro Señor.
COMO ORAR : EJERCICIOS PREVIOS
La principal razón por lo que mucha gente no ve frutos en su oración, se siente aburrido al orar o siente que Dios no lo escucha, es porque descuida la preparación previa. Hay veces en que, al orar, te encontraras sereno y tranquilo. En este caso no necesitas ningún ejercicio previo. Solo, concéntrate, invoca al Espíritu Santo, y empieza a orar. Otras veces, al inicio de la oración, te sentirás tan agitado, intranquilo y dispersivo que, sino calmas previamente los nervios, no conseguirás ningún fruto.
Puede suceder otra cosa: después de muchos minutos de sabrosa oración, de pronto te das cuenta que tu interior sé esta poblando de tensiones y preocupaciones. Si en ese momento no hechas mano de algún ejercicio de relajación, no solamente perderás el tiempo sino que te resultara un momento desapacible y contraproducente.
Te entrego, pues, unos cuantos ejercicios muy simples. De ti depende cual, cuando, cuanto tiempo y de que manera utilizarlos, según tus necesidades y circunstancias.
Siempre que te pongas a orar, toma una posición corporal correcta -cabeza y espalda erguidos-. Asegura una buena respiración. Relaja tensiones y nervios, suelta recuerdos e imágenes has vació y silencio. Concéntrate. Ponte en la presencia divina, invoca al Espíritu Santo y comienza a orar. Son suficientes cuatro o cinco minutos. Esto, cuando estés normalmente sereno.
Relajación corporal: Tranquilo, concentrado, suelta uno por uno los brazos y piernas (como estirando, apretando y soltando músculos) sintiendo como se liberan las energías. Suelta los músculos faciales y los de la frente. Cierra tus ojos, suelta los músculos con tranquilidad y concentración, sintiendo como se relajan poco a poco. El tiempo que tú consideres necesario.
Concentración. Con tranquilidad, percibe (simplemente sentir y seguir sin pensar nada) el movimiento pulmonar, muy concentrado. Unos minutos.
Después, ponte tranquilo, quieto y atento; capta y suelta todos los ruidos lejanos, próximos, fuertes o suaves. Unos minutos.
Después con mayor quietud y atención, capta en alguna parte del cuerpo los latidos cardiacos, y quédate muy concentrado en ese punto, simplemente sintiendo los latidos, sin pensar nada. Unos cinco minutos.
Respiración. Ponte tranquilo y relajado. Siguiendo lo que haces con tu atención, inspira por la nariz lentamente hasta llenar bien los pulmones y espira por la boca entreabierta y la nariz hasta expulsar completamente el aire. O sea: una respiración lenta, tranquila y profunda.
Al principio quizás, no sentirás efectos sensibles. Paulatinamente iras mejorando. Habrá veces en que los efectos serán sorprendentemente positivos. Otras veces, lo contrario. Así de imprevisible es la naturaleza.
Hay quienes dicen: la oración es gracia; y no depende de métodos ni ejercicios. Decir esto es un grave error. La vida con Dios es una convergencia entre la gracia y la naturaleza. La oración es gracia, sí; pero también es arte, y como arte exige aprendizaje, método y pedagogía. Si mucha gente queda estancada en una mediocridad espiritual no es porque falle la gracia sino por falta de orden, disciplina y paciencia; o sea porque falla la naturaleza.
CONSEJOS PRÁCTICOS
- Cuando, al orar, sientas sueño, ponte de pie, cuerpo recto y los talones juntos.
- Cuando sientas sequedad o aridez, piensa que puede tratarse de pruebas divinas o emergencias de la naturaleza. No hagas violencia para “sentir”. Hazte acompañar por los tres ángeles: Paciencia: acepta con paz lo que tú no puedas solucionar. Perseverancia: sigue orando aunque no sientas nada. Esperanza: todo pasará; mañana será mejor.
- Nunca olvides que la vida con Dios es vida de fe. Y la fe no es sentir, sino saber. No es emoción sino convicción. No es evidencia sino certeza.
- Para orar necesitas método, orden, disciplina, pero también flexibilidad, porque el Espíritu Santo puede soplar en el momento menos pensado. La gente se estanca en la oración por falta de método. El que ora de cualquier manera llega a ser cualquier cosa.
- Ilusión, no; esperanza, sí. La ilusión se desvanece; la esperanza permanece. Esfuerzo sí; violencia no. Una fuerte agitación por sentir devoción sensible produce fatiga mental y desaliento.
- Piensa que Dios es gratuidad por eso su pedagogía para con nosotros es desconcertante; debido a eso, en la oración no hay lógica humana: a tales esfuerzos tales resultados; a tanta acción tanta reacción; a tal causa tal efecto. Al contrario normalmente no habrá proporción entre tus esfuerzos en la oración y los “resultados”. Sabe que la cosa es así, y acéptala con paz.
- La presencia divina durante la oración puede producirse en cualquier momento: al comienzo, en medio, al fin; en todo tiempo o en ningún momento. En este ultimo caso ten cuidado de no dejarte llevar por el desaliento y la impaciencia. Al contrario relaja los nervios abandónate y continúa orando.
- Te quejas: oro pero no se nota en mi vida. Para sentir la fuerza de la oración en nuestra vida primero: sintetiza la oración de la mañana en una frase simple (por ejemplo: “¿Qué haría Jesús en mi lugar?”)Y recuérdatela en cada nueva circunstancia del día. Y segundo: cuando llegue una contrariedad o prueba fuerte, despierta y toma conciencia de que tienes que sentir, reaccionar y actuar como Jesús.
- No pretendas cambiar tu vida; té basta con mejorar. No busques ser humilde; té basta con hacer actos de humildad. No pretendas ser virtuoso; té basta con hacer actos de virtud. Ser virtuoso significa actuar como Jesús. Con recaídas no te asustes. Recaída significa actuar según tus rasgos negativos. Cuando estés descuidado o desprevenido, vas a reaccionar según tus rasgos negativos. Es normal. Ten paciencia. Cuando llegue la ocasión, procura no estar desprevenido, sino despierto, y trata de actuar según los impulsos de Jesús.
- 10. Toma conciencia de que puedes muy poco. Te lo digo para animarte, para que no te desanimes cuando lleguen las recaídas. Piensa que el crecimiento en Dios es sumamente lento y lleno de contra marchas. Acepta con paz estos hechos. Después de cada recaída, levántate y anda.
- La santidad consiste en estar con el señor, y de tanto estar, su figura se graba en el alma; y luego de en caminar a la luz de esa figura. En eso consiste la santidad.
DIFERENTES FORMAS DE ORAR
No importa como ores, lo importante es que lo quieras hacer, aquí te presento, una variedad de estilos de oración; puedes elegir la que mas te guste o variar de acuerdo a tu estado de ánimo, tiempo y circunstancias.
1.- LECTURA REZADA: Se toma una oración escrita, por ejemplo un salmo u otra oración cualquiera (por ejemplo alguna de las oraciones selectas). Toma posición exterior y actitud interior orantes. Tranquilízate e invoca al Espíritu Santo.
Comienza a leer despacio la oración. Muy despacio. Al leerla, trata de vivenciar lo que lees. Quiero decir, trata de asumir aquello, decirlo con “toda el alma”, haciendo “tuyas” las frases leídas, identificando tu atención con el contenido o significado de las frases.
2. LECTURA MEDITADA: Es necesario escoger un libro cuidadosamente seleccionado, que no disperse sino que concentre, de preferencia
Toma la posición adecuada. Pide la asistencia al espíritu santo y serénate.
3. ORACIÓN AUDITIVA: Tomar una expresión (palabra o frase) fuerte que te llene el alma (por ejemplo “mi Dios y mi Todo”) o simplemente una palabra (por ejemplo “Jesús”, “Señor”,”Padre”). Comienza a pronunciarla, con calma y concentración, en voz suave, cada diez o quince segundos. Al pronunciarla, trata de asumir vivencialmente el contenido de la palabra pronunciada. Toma conciencia de que tal contenido es el Señor mismo.
Comienza a percibir como la “presencia” o “sustancia”, encerrada en esa expresión va lenta y suavemente inundando tú ser entero, impregnando tus energías mentales. Ve distanciado poco a poco la repetición, dando lugar, cada vez más, al silencio. Siempre debes pronunciar la misma expresión.
4.- ORACIÓN ESCRITA: Se trata de escribir aquello que el orante quisiera decir al Señor. Para momentos de emergencia puede resultar la única manera de orar; en tiempos de suma aridez o de aguda dispersión, o en los días en que uno se siente despedazado por graves disgustos.
Tiene la ventaja de concentrar mucho la atención; y la ventaja también de que puede servirme para orar tiempos mas tarde.
5.- ORACIÓN VISUAL: Se toma una estampa expresiva, por ejemplo una imagen de Jesús o de María u otro motivo, algún cuadro o estampa que exprese fuertes impresiones, como paz, mansedumbre, fortaleza... Lo importante es que a mí me diga mucho.Toma la estampa en la mano o pon la imagen frente a ti y, después de calmarte e invocar al Espíritu Santo, quédate quieto mirando simplemente la estampa, tratando de observar todos sus detalles.
6. ORACIÓN CON
Escuchar, absorber y sumergirse en la armonía de la creación entera. Quedarse concentrado y receptivamente atento a cada una de las voces del mundo: los mil insectos que gritan su alegría de vivir; los variados cantos de tantas aves; el rumor del viento o del ría; grillos, ranas, gallos, perros, todos los seres vivientes que expresan la alegría de vivir y, a su manera, aclaman y cantan, agradecidos al Señor.
7.- ORACIÓN DE ABANDONO: Es la oración (y actitud) mas genuinamente evangélica. La más libertadora. La más pacificadora. No hay anestesia que tanto suavice las penas de la vida como un “yo me abandono a Ti”.
Es aconsejable aprender de memoria la siguiente oración para orar con ella al estilo del Padre Nuestro cuando uno se topa con problemas grandes o peque.ños de la vida.
8. ORACIÓN COMUNITARIA: La oración comunitaria o compartida, se le llama al hecho de reunirse un grupo de personas para orar con las siguientes características:
a) Espontáneamente
b) En voz alta
c) Ante los demás
d) Lo hacen, no simultáneamente, sino alternadamente
UN MODELO:La meditación y oración de cada día, sigue el siguiente esquema, que se repite todos los días:
1. ORACION INICIAL: Un lector recita hasta la señal (+ ) y enseguida todos responden lo mismo.
2. LA PALABRA QUE DA VIDA:Pequeños textos escogidos de la Sagrada Escritura. Puede leerlos una persona diferente.
3. MEDITACION: Breve comentario al texto leído, que puede hacer una persona diferente.
4. ORACION COMUNITARIA: La entona un lector y todos responden con una frase corta, indicada en la guía.
PARA TERMINAR:
Todos recitan el Padre Nuestro Ave María y el Gloria al Padre.
ORACIÓN PARA PEDIR EL DON DE
ENCUENTRO DE FE N°___ RELACIÓN ENTRE ÉTICA, MORAL Y RELIGIÓN
1. Relación entre religión, ética y moral: goo.gl/WcKZ8d - Religión y ética. goo.gl/aa6mZq
ENCUENTRO RELIGIOSO N°_____
1. El ser humano ser trascendente y espiritual: goo.gl/fLV33m
ENCUENTRO DE FE N°_____
EL HECHO RELIGIOSO
La religiosidad es un fenómeno verdaderamente universal. No se conoce ningún pueblo sin religión. Las esperanzas que algunos autores, de formación racionalista, tenían de encontrar pueblos primitivos sin ella quedó fallida: no se ha hallado ni uno solo, e incluso en todos ellos se encuentra más o menos viva la creencia en un Ser Supremo.
Ciertamente, como bien nota Radin, una cosa es la existencia universal de la religiosidad, y otra el grado con que la viven los individuos. Por eso, matizando la afirmación anterior desde una perspectiva sociológica, habría que decir que en todos los pueblos, y en todas las r., aun las más arcaicas, es dado hallar algunos individuos egregiamente religiosos, que son como el fermento de la masa; un gran número de gente religiosa que vive su religiosidad de un modo ordinario o común, es decir, sinceramente e incluso con hondura, pero sin rasgos acusados y sin manifestaciones egregias; otro gran número de personas tibias, _que, sin negar a Dios, viven en la práctica inmersas en las preocupaciones temporales y cuya religiosidad se reduce a ciertas prácticas domésticas y a participar del fervor colectivo en las grandes fiestas y conmemoraciones; y, finalmente, una minoría exigua positivamente antirreligiosa o atea.
Como resumen de una constatación fáctica, cabe, pues, decir que la universalidad de la religiosidad abarca a todas las culturas y pueblos, pero no a todos los individuos en el mismo grado. S. Tomás de Aquino concluye, subrayando el elemento común: «la religión dice orden o relación a Dios» (Sum. Th. 2-2 q81 al). En todas ellas aparece también la referencia a un elemento de orientación voluntaria del hombre a un orden de poderes personales que reconoce como superiores a él, y de los cuales se sabe dependiente.
Filosóficamente se llega a una mayor precisión. Siendo la r[1]. un fenómeno universal humano, deberán buscarse sus raíces en tendencias también universales de la naturaleza del hombre, de modo que el estudio de esas tendencias sirve para definir y circunscribir el hecho religioso: deberá así considerarse como religioso lo que se deba a esas tendencias o por ellas se explique; no religioso, lo que se deba a otras causas; desviación religiosa, los fenómenos en que estén presentes esas tendencias, pero deformadas por otras o por hechos que les sean contrarios.
Situados en esta línea hay que partir de la consideración de que el hombre es creatura, y, como tal, un ser real y al mismo tiempo radicalmente limitado y dependiente. Como inteligente, es consciente de su ser y de sus posibilidades y de su dependencia y limitación, lo que, en el orden intelectual-eurístico, le conduce al reconocimiento de la verdad de Dios, y, en el intelectual-afectivo a buscar y a sentir «la necesidad de ser ayudado y dirigido por un ser superior; y este Ser, sea el que sea, es el Ser que todos llamamos Dios» (S. Tomás, Sum. Th. 2-2 q85 al) Así se engendra el sentimiento de búsqueda y dependencia de un Poder trascendente personal que, cuando se acepta libremente, se convierte en religión. Será religioso cuanto provenga de esa tendencia de la creatura al Creador.
El hombre es libre, y es con su libertad como debe acoger su dependencia frente al poder divino. De esa forma la r., aunque viene de lo que trasciende al hombre, ha de radicarse en él. Y, en ese sentido, es virtud. Pero la libertad implica la posibilidad de la rebeldía: el que el hombre intente bastarse a sí mismo, autoafirmarse como ser cerrado en sí; y es esto lo que engendra la actitud irreligiosa o antirreligiosa.
Resumiendo las tres consideraciones antedichas, puede definirse la religión-virtud como: «la proyección total y libre del hombre hacia un Trascendente personal, del que se reconoce depender en absoluto, y del que espera la consecución de sus propios destinos». Y la r. objetiva como: «todo cuanto implique para su existencia la religión subjetiva o religión-virtud, ya sea como presupuesto, ya sea como consecuencia natural». Sus elementos principales son: las verdades creídas, la obediencia moral, y el culto externo, el sacrificio, y, sobre todo, la oración.
Elementos más comunes del hecho religioso:
a) Creencia en un mundo invisible, supra-sensible, de radiante y esplendor, no sujeto a las leyes o limitaciones de tiempo y espacio; mundo que, de modo misterioso, actúa de continuo en el universo visible, que es como su sombra, imagen o creación.
b) Conciencia de la posibilidad de participación en ese mundo trascendente, con el que el hombre se sabe relacionado, puesto que de algún modo viene de él y podrá entrar a él después de la muerte.
c) Afirmación de la posibilidad de comunicarse ya ahora, antes de la muerte, con ese mundo trascendente, en virtud de la oración (v[2].), del culto (v.) y de ritos religiosos, entre los que destacan los de iniciación (v.), que exigen siempre un esfuerzo moral, y comportan una ascesis severa. Los ritos de iniciación siguen la pauta del rito muerte-resurrección, buscando desprender el pensamiento humano del mundo físico fenomenal, para introducirlo en el invisible trascendente.
d) Creencia prácticamente universal en un salvador o bienhechor supra-humano. Se distingue del Ser Supremo, al que supone, del que procede y del que es órgano o instrumento. A veces tiende a identificarse con el primer antepasado, del que pese a todo suele siempre distinguírsele, aunque se contamine con algunos aspectos de su figura. Otras adquiere rasgos casi divinos, en cuyo caso tiende a sustituir al Ser Supremo, incluso en la obra creadora, que entonces se reduce a una mera ordenación del mundo más que a una verdadera creación. El salvador es descrito como el instructor y bienhechor de la humanidad: él es quien trae a los hombres el fuego, les inicia en múltiples artes, especialmente en la agricultura, les da preceptos religiosos y éticos, velando para que sean cumplidos; frecuentemente ordena el mundo destruido por alguna catástrofe cósmica.
e) El uso ritual de diversos objetos de la naturaleza -montañas (v.), cavernas, agua (v.), vegetales, piedras (v.), rocas, minerales diferentes, animales (v.)-, que, al usarse, son considerados como vehículos por el que el Ser Supremo -o el primer antepasado el salvador- comunican la energía trascendente del otro mundo.
f) Finalmente, conviene recoger un rasgo que aparece firme en las más diversas r. históricas: la convicción de que la r. no es un producto de la mente humana, sino algo transmitido de algún modo por Dios.
Modos de manifestación de la religiosidad. Entre ellos destacan:
a) El culto doméstico o familiar, con imágenes sagradas en casa, ante las que se practica la oración, y a las que se hacen ofrendas. Este culto es antiquísimo y universal; baste recordar las imágenes de dioses encontradas en casas neolíticas, los lares romanos, la infinidad de estatuillas pequeñitas visibles en los museos egipcios, que eran honradas en los domicilios de sus devotos; los il-biti -dioses de la casa- abundantes por todo el ámbito semita, y especialmente en Mesopotamia, donde era tal su importancia que la posesión de los ídolos paternos llevaba consigo el derecho a la herencia, según consta por documentos de Nuzi; la puja o culto familiar doméstico hindú, del que ningún hindú piadoso se considera dispensado; las tabletas de los antepasados en los hogares chinos, con el culto cotidiano que se les tributa, etc.
b) La oración, tanto pública como privada, que es la expresión por excelencia del espíritu religioso, y que no falta en ningún pueblo.
c) Los lugares especialmente destinados al culto, ya abiertos, ya cerrados, hasta constituir verdaderos templos (v.), suntuosos en las religiones históricas. Esos lugares estaban especialmente destinados al culto público, pero era también frecuente en ellos el culto privado, especialmente siempre que se pasaba por ellos, ya fuera ocasionalmente, ya intencionadamente.
d) La ofrenda de primicias, tanto privada como colectiva o pública. Tal ofrenda se da en todos los pueblos y r.; y entraña el reconocimiento del supremo dominio divino, cuyo don son todas las cosas, y el agradecimiento por sus beneficios.
e) Los sacrificios, tanto cruentos como incruentos, hechos, ya por particulares, ya por la colectividad en nombre de todos. Aunque más o menos presentes por doquier, alcanzan extraordinario y quizá hasta excesivo desarrollo en las r. de los pueblos históricos.
f) Las grandes festividades, que salpican todo el año, e impulsan el fervor colectivo, pues en ellas participaba todo el pueblo. Entre ellas suele destacar la de comienzo del ciclo anual. La religiosidad suele llegar al clímax en la preparación; en la consumación de la fiesta, la alegría desbordante puede tomar matiz de secularización, o incluso excesos.
g) Las peregrinaciones, ya singulares, ya colectivas, hechas a lugares especialmente venerados, ya para cumplir votos hechos en agradecimiento a beneficios obtenidos, ya para implorar esos mismos beneficios, o simplemente la remisión de los pecados. Tales peregrinaciones se hacen a veces con un fuerte espíritu de penitencia y mortificación, tanto más dura cuanto muchas veces la peregrinación lleva para hacerla muchos días, e incluso meses.
h) La veneración más o menos acentuada, pero universal, a los difuntos y antepasados.
El hecho religioso en la historia. Suele distinguirse con frecuencia entre r. natural y positiva. Por r. natural se entiende aquella que parte del conocimiento racional que el hombre tiene de su condición de creatura, y se expresa por la proyección del hombre hacia Dios según y conforme a las exigencias de esa misma naturaleza. El modo de honrar a Dios, de proyectarse a Él, parte aquí, por un lado, del estudio y contemplación del mismo hombre, y de otro del conocimiento natural que el hombre como creatura racional puede alcanzar de Dios y de los modos con que sospecha quiera el ser honrado. La r. positiva supone o implica en su noción que el modo de proyección del hombre hacia Dios viene determinado, al menos en gran parte, por disposiciones libres, ya humanas, ya divinas. Recordemos al respecto que la r. no es sólo fenómeno individual, sino también social. Por lo mismo, la tradición juega un papel importante, ya que puede y suele regular en muchos aspectos el modo práctico y concreto de practicar la religión.
Toda r. concreta es en realidad positiva en muchos de sus elementos, que son fruto de concreciones de lo que se suele llamar r. natural. Intentar hacer la historia del hecho religioso sería tan dificultoso como hacer la historia de la humanidad.
ENCUENTRO DE FE N°_____
LAS PRINCIPALES RELIGIONES DEL MUNDO
EVANGELIZACIÓN Y CATEQUESIS
Evangelio significa "buena nueva" y evangelizar hace referencia "al hecho de anunciar la buena noticia"; también significa la recompensa que recibía el mensajero por la buena noticia que traía. En el mundo secular tiene que ver con las victorias militares y con los beneficios concedidos por el emperador en la celebración de acontecimientos significativos de su reinado. El cristianismo habla de "buena noticia" para referirse a la encarnación del Verbo y para denominar a algunos escritos del Nuevo Testamento, los Evangelios de Marcos, Mateo, Lucas, y Juan.
En los escritos paulinos Evangelio es la buena noticia de que Dios nos ha salvado y reconciliado en la encarnación, muerte y resurrección de Jesucristo. Cada uno de los evangelistas acentúa algún aspecto de la evangelización: Marcos insiste en la historia de Jesús como el contenido del Evangelio; Mateo subraya la proclamación del Reino que hace Jesús; Lucas se sitúa en la perspectiva del anuncio del Evangelio como buena noticia para los pobres, pequeños y excluidos; y el evangelista Juan presenta a Jesús como el Camino la Verdad y la Vida para la humanidad y la importancia de ser sus testigos.
La persona de Jesús, su testimonio y misión constituyen el fundamento de la misión evangelizadora de la Iglesia y de los cristianos. Recordemos las palabras de Jesús en la sinagoga: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ungió para evangelizar a los pobres" (Lc 4, 18; cf. Is 61,1). Para esto ha sido enviado el Mesías (Lc 4,43) y "es preciso que anuncie también el reino de Dios en otras ciudades" (Lc 4, 43). Jesús de Nazaret es el primer evangelizador y la referencia básica para todos los evangelizadores; Él es el Evangelio de Dios concretado en sus palabras, gestos, actitudes, y acontecimientos de su vida.
Evangeliza el que mira con amor y esperanza. Para poder cambiar y mejorar una situación hay que empezar por asumirla en positividad. El evangelizador auténtico está convencido de que también esta historia puede ser Historia de Salvación. Los apóstoles en el comienzo de la Iglesia y en un mundo difícil, miraron con amor a la humanidad y se fiaron más de la gracia de Dios y del impulso del Espíritu que de sus propias posibilidades. Estas actitudes son los que llevan a encontrar las semillas del Verbo a respetar la idiosincrasia y los procesos personales y a inculturar la fe. Al mismo tiempo hay que anunciar a Jesucristo y su Reino con toda la fuerza y novedad que tiene, y proponer las "certezas sólidas" de la fe con sencillez y alegría. (GONZALO BENEYTEZ. Evangelización. www.mercaba.org)
CATEQUESIS
Se entiende por catequesis una forma de evangelización de los cristianos. Una acción de la comunidad eclesial, una acción de la Iglesia que acompaña a toda la vida y que está siempre en relación con la situación concreta de los hombres, por medio de la cual sus miembros se capacitan para comprender, celebrar y vivir el mensaje evangélico, y para participar activamente en la realización de esta comunidad y en la propagación del evangelio.
Se entiende la catequesis como camino al conocimiento de la fe y como iniciación en el seguimiento de Cristo. Tiene que estimular una conciencia crítica, para que los cristianos sepan colaborar en la renovación de la Iglesia y en la transformación de la sociedad en sentido evangélico. Así pues, la catequesis se presenta como "un acto de educación en una fe madura" (A. Exeler). Entre los documentos del episcopado italiano debe señalarse. En 1979 se publicaron también unas Orientaciones pastorales sobre la enseñanza religiosa escolar. (M. SEMERARO. Catequesis. www.mercaba.org)
COMPROMISO DE FE
1. Desarrollo moral del niño goo.gl/wl9a3R (para profundizar)
ENCUENTRO DE FE N°_____
LO PROFANO, LO SAGRADO Y LO LITÚRGICO
La voz sagrada designa en el lenguaje ordinario aquellas realidades que, por tener una especial relación con Dios y su culto, son dignas de una peculiar veneración y respeto. Lo p. es, en cambio, lo secular y ordinario. Ambos términos son correlativos y, en su mutua interdependencia, sirven para indicar las diversas formas en que la realidad que rodea al hombre está relacionada con Dios. De ahí la complejidad de su interpretación y valoración, ya que en ello están implicadas las cuestiones claves del pensamiento: la realidad de Dios, la comprensión de nuestras vías de acceso a Él, etc. Puede advertirse que, aunque sean correlativos, tiene una cierta primacía genética la noción de s.: lo s. se presenta como una realidad que destaca frente a las restantes, que resultan luego calificadas como profanas -no sagradas- por referencia a ella.
Lo sagrado está compuesto por cosas, por criaturas, que ponen en contacto con Dios. Estas cosas en origen han tenido con frecuencia una utilidad práctica inmediata. Así, la casulla y demás vestiduras litúrgicas fueron al principio prendas de vestir normales. Pero cuando asumieron un carácter sagrado experimentaron una separación de lo cotidiano, de lo profano. Nadie va por la calle vestido con una especie de túnica de un color distinto según el día que sea. Pero el sacerdote en la liturgia sí. El cáliz en origen no es más que una copa para beber. Pero una vez que la fe católica entiende que esa copa va a contener la Sangre de Cristo recibe un tratamiento especial: se la separa, se elabora con un material especial, etc. Esa copa, ese cáliz, ya sólo se usa para la función sagrada, y para nada más. Igual que la casulla. Lo contrario resulta impropio e incluso ofensivo.
La relación respecto a lo sagrado y lo profano ha tenido diversas aproximaciones. La Iglesia, tanto en Oriente como en Occidente, siempre ha defendido enérgicamente lo sagrado en su liturgia. Por el contrario, el protestantismo, sobre todo en sus ramas más radicales, ha tendido a rechazar lo sagrado. Pide que el altar sea una mesa normal, el cáliz una copa normal, el atuendo del celebrante una ropa normal, etc. Esto nos puede sonar a todos. La fuerte tendencia protestantizante que de facto abundó en los años posteriores al Concilio Vaticano II iba en esta misma línea.
Sacrilegio
Etimológicamente deriva del latín sacrum, sagrado, y de legere, tomado en este caso en el sentido de apropiarse de algo ajeno. Significa, pues, apropiarse indebidamente de algo sagrado, y por extensión, mostrarse con ello irreverente. Una definición clásica es la de «violación de algo sagrado» (S. Tomás) Se dice que algo (una persona, una cosa o un lugar) es sagrado cuando se separa de usos profanos para ser dedicado exclusivamente al servicio de Dios. Una persona, o cosa, o lugar pueden ser sagrados por su propia naturaleza (sacramentos, reliquias, palabras de la S. E., etc.), o mediante un rito de la Iglesia realizado por un ministro suyo (bendición - consagración). Pero no cualquier lesión de lo sagrado comporta sacrilegio. Debe ser una lesión formal, en cuanto es sagrada, no bajo otro aspecto. Así, p. ej., maltratar a un sacerdote es s.; robarle sus bienes patrimoniales será un pecado contra la justicia (v.), pero no un s., porque si la persona del sacerdote es sagrada, no lo son sus bienes.
Suelen distinguirse tres clases de s.: personal, real y local según se profane una persona, una cosa, o un lugar sagrado. Algunos moralistas añaden un cuarto tipo, el «temporal», que se daría cuando se comete un pecado en días sagrados, como son los domingos y días de precepto, pues están dedicados de modo especial a Dios. Sin embargo, la costumbre y la mayoría de los teólogos no han querido ver en estos casos s. (aunque puede añadirse una nueva malicia a la acción pecaminosa), a menos que se cometa con la mala intención de violar expresamente el día sagrado, como sería, p. ej., por odio a la religión organizar un festín el Viernes Santo precisamente porque es Viernes Santo.
1. Noción. Con relación a la lujuria se entiende por sacrilegio la violación de algo sagrado por un pecado deshonesto. Pero, como ese algo sagrado puede ser una persona (sacerdote o religioso), un lugar (iglesia, oratorio público, cementerio bendecido) o una cosa (un cáliz, los corporales de la misa, etc.), de ahí las tres especies de lujuria sacrílega que pueden cometerse. De donde:
a) SACRILEGIO PERSONAL Lo comete la persona consagrada a Dios que peca deshonestamente, ya sea consigo misma (de pensamiento o de obra), ya con otras personas (de deseo o de obra), y la otra persona (aunque sea seglar) que peca con la consagrada a Dios (aunque sea sólo con el deseo). Si ambas personas fuesen sagradas, el sacrilegio sería doble.
No consta con certeza que la violación del voto privado de castidad hecho por una persona seglar sea verdadero sacrilegio personal. Parece que no, porque la persona que lo emite no queda por ello consagrada a Dios. Pero ciertamente quebranta en materia grave la virtud de la religión, y, por lo mismo, tiene obligación de manifestar en la confesión su voto privado de castidad.
b) SACRILEGIO LOCAL: Lo comete la persona sagrada o seglar que realiza una acción deshonesta completa o incompleta en la iglesia, oratorio público o semipúblico o cementerio católico bendecido. Parece que no se comete por los actos meramente internos (pensamientos o deseos)
c) SACRILEGIO REAL: Lo cometería el que usase alguna cosa sagrada para fines deshonestos. Y, según la opinión de gran número de moralistas, el que cometiera un pecado deshonesto antes de transcurrir media hora, al menos, de haber recibido la sagrada comunión.
2. Malicia. La lujuria sacrílega, en cualquiera de sus formas, es un pecado gravísimo con doble malicia: una contra la castidad y otra contra la virtud de la religión. Estas dos malicias específicas pueden complicarse con otras varias, si se diera el caso de estupro, adulterio, sodomía, incesto, etc., por o con una persona consagrada a Dios.
LITÚRGICO
Liturgia, según el sentido etimológico en el uso corriente de los clásicos griegos entraña el concepto de una obra pública llevada a cabo en bien del interés de todos los ciudadanos. El término λειτουργία, del concepto de un servicio llevado a cabo para la colectividad y en favor de ella, pasó a designar el conjunto de servicios que constituían el culto de los dioses. Pero en esta última significación la obra del interés común no queda a cargo del individuo privado, sino de todos los ciudadanos. Aristóteles escribía a este respecto: "Los gastos destinados al culto de los dioses son comunes a todas las ciudades. Es necesario, pues, que una parte de los fondos públicos sirva para pagar los gastos del culto de los dioses".
Para indicar el ministerio sagrado que los sacerdotes y los levitas debían desempeñar en el tabernáculo en nombre y en favor del pueblo. El término liturgia viene a ser así sinónimo de sacrificio, la acción sagrada por excelencia del culto cristiano. También se ha llamado liturgia al elemento exterior sensible del culto, es decir, el conjunto de los ritos y de las prescripciones que forman el ceremonial del culto cristiano.
La definición que, según nuestro parecer, es la más exacta. Con la encarnación, Cristo ha inaugurado en el mundo, por medio de su sacerdocio, el culto perfecto al Padre, culminado en el sacrificio del Calvario. Cristo ha dispuesto que su vida sacerdotal fuese continuada a través de los siglos en su Cuerpo místico, la Iglesia, la cual, en efecto, la ejercita ininterrumpidamente mediante la liturgia. la liturgia no puede, en su esencia, ser otra que ésta: el ejercicio del sacerdocio de Cristo por medio de la Iglesia; o bien, en términos distintos, pero equivalentes, el culto integral del Cuerpo místico de Jesucristo, Cabeza y miembros, a Dios.
ENCUENTRO DE FE N°_____
DESARROLLO MORAL DEL NIÑO (A)
¿Qué fundamentos teóricos y prácticos se relacionan con el proceso de la educación religiosa escolar en la infancia y las líneas de investigación teniendo en cuenta los diferentes escenarios?
1ª FASE (hasta los 3 años aproximadamente): los niños se concentran en simples actividades libres, sin preocuparse por la existencia de reglas. Si reconocen algún límite, únicamente serán los esquemas que han desarrollado hasta el momento, o sea, lo que son capaces de hacer. Para ellos, no existe el “puedo, pero no debo” sino sólo el “puedo o no puedo”, entendiendo el puedo como capacidad para hacer: puedo saltar, pero no con un solo pie; no puedo treparme a la mesa, y no porque sea incorrecto sino porque no llego... pero sí puedo treparme a la silla... y de allí a la mesa. ¡Ahora puedo!
2ª FASE (desde los 3 a los 5 años): juegan imitando los modelos de los adultos. Ya reconocen la existencia de reglas, que caracterizan como lo más importante, por lo que las consideran fijas e inalterables. A pesar de esta alta consideración, por su egocentrismo suelen concentrarse en una de las reglas e ignorar el resto (por supuesto, se concentrarán en la que les conviene), y no es extraño que a lo largo de un juego vaya cambiando la regla considerada. Supongamos, por ejemplo, que están jugando a los palitos chinos. Saben que, si al levantar un palito mueven el resto, deben dejar el turno, por lo que controlan con sumo cuidado que nadie mueva los palitos al jugar. Pero, al tener que dejar ellos mismos el lugar a otro jugador por moverlos, insisten en quedarse con el palito que estaban intentando sacar “porque ya lo agarré”. Otro ejemplo típico aparece en la escuela cuando se trabaja la noción de clasificación: comienzan agrupando cuadrados, pero luego de tomar tres cambian repentinamente el criterio y, como el último cuadrado elegido es azul, continúan seleccionando figuras azules sin importar cuáles sean. Hasta que vuelven a cambiar el criterio y, como la última figura azul era un círculo, siguen con los círculos. Al final, su colección queda conformada por una hilera compuesta por: un cuadrado amarillo, un cuadrado rojo, un cuadrado azul, un triángulo azul, un rectángulo azul, un círculo azul, un círculo rojo, un círculo amarillo.
En estas dos primeras fases, al evaluar la moralidad de los actos, los niños prestan poca atención al motivo que subyace a la conducta, a la que juzgan por sus consecuencias y no por sus intenciones. Para ellos es más grave romper una pila de platos mientras se ayuda a mamá a lavarlos, que romper uno sólo al treparse a la mesa sin permiso para jugar sobre ella. Por eso es muy importante ser especialmente prudente con niños de estas edades al decidir qué castigo corresponde ante una transgresión: ellos juzgarán la gravedad del hecho en función de la gravedad del castigo. Si somos arbitrarios o poco reflexivos, (castigando unas veces lo que pasamos por alto otras, o castigando fuertemente pequeñas faltas mientras somos débiles ante otras más graves) quizás estemos reforzando mensajes que no son los que queremos transmitir. Esta tendencia a considerar el castigo como estrictamente proporcional a la falta cometida, sin importar otros factores, conlleva un modo particular de entender el significado de la sanción: como sanción expiatoria. A este cuidado debemos sumarle el hecho de que tienden a considerar buenas o justas todas las recompensas y castigos que les imponen las personas que tienen autoridad sobre ellos, justamente por provenir de la autoridad, lo que nos obliga no sólo a ser coherentes en nuestras conductas, sino con los otros adultos que obran como referentes.
3ª FASE (hacia los 7/8 años, hasta los 11/12): respetan las reglas, pero desconocen su fundamento. Si se les pregunta el porqué de una regla, suelen contestar que “porque así lo dicen las reglas”. Son capaces de comprender que pueden establecerse excepciones mediante acuerdos, pero es difícil que lo logren ya que, puestos a negociar, sólo aceptarán cambiarlas cuando consideren que el cambio les permitirá obtener claras ventajas. A esta edad expresan una fuerte insistencia en la igualdad para todos respecto de los premios y castigos, a tal punto que les cuesta considerar las circunstancias. Por ejemplo, no aceptarán de buenas ganas que la maestra califique de modo diferente dos trabajos iguales o con la misma calificación trabajos diferentes, aunque reconozcan que a su compañero le costó mucho más esfuerzo que a él llegar a ese resultado.
4ª FASE (desde los 11/12 años hasta el fin de la adolescencia): consideran a las reglas como guías establecidas de acción, que, por lo tanto, pueden ser cambiadas y acordadas. Por ello podemos afirmar que tienen una actitud relativista respecto del establecimiento de las reglas y el acuerdo sobre sus cambios, pero una vez que están establecidas, observan un riguroso respeto por ellas. Hacia esta edad moderan su demanda de igualdad ante premios y castigos, ya que son más partidarios de la equidad, que implica un igualitarismo relativista al tener en cuenta las intenciones y las circunstancias.
En estas dos últimas fases, comienzan a pensar en el motivo por el cual actúa una persona, y son capaces de sopesar las circunstancias. Estas dos nuevas variables (intención y circunstancias) van cobrando mayor importancia cuanto mayor es la edad, pero podemos afirmar que aparecen a edades más tempranas que las que fija Piaget (ya podemos encontrar su consideración en niños de la 2º FASE). Este cambio de criterio en la evaluación de la moralidad de los actos, desde la consecuencia hacia la consideración de la intencionalidad y las circunstancias, es un importante avance hacia la autonomía moral, y posibilitará la consideración de que no es necesario ser vigilado para comportarse adecuadamente, como no es necesario ser descubierto para saber que se actuó mal. Podemos afirmar, entonces, que se considera la sanción por reciprocidad, esto es, se hace insistencia en la justicia y en la necesidad de reparar la falta más que en la de ser castigado.
LA TEORÍA DE LAWRENCE KOHLBERG
Kohlberg comparte con Piaget la creencia en que la moral se desarrolla en cada individuo pasando por una serie de fases o etapas. Estas etapas son las mismas para todos los seres humanos y se dan en el mismo orden, creando estructuras que permitirán el paso a etapas posteriores. Sin embargo, no todas las etapas del desarrollo moral surgen de la maduración biológica como en Piaget, estando las últimas ligadas a la interacción con el ambiente. El desarrollo biológico e intelectual es, según esto, una condición necesaria para el desarrollo moral, pero no suficiente. Además, según Kohlberg, no todos los individuos llegan a alcanzar las etapas superiores de este desarrollo.
El paso de una etapa a otra se ve en este autor como un proceso de aprendizaje irreversible en el que se adquieren nuevas estructuras de conocimiento, valoración y acción. Estas estructuras son solidarias dentro de cada etapa, es decir, actúan conjuntamente y dependen las unas de la puesta en marcha de las otras. El desarrollo moral comenzaría con la etapa cero, donde se considera bueno todo aquello que se quiere y que gusta al individuo por el simple hecho de que se quiere.
ENCUENTRO DE FE N°____
3. Lineamientos curriculares del área: goo.gl/HEvh0t
Los retos y desafíos a la educación escolar en el campo religioso tienen un marco en el ordenamiento constitucional y legal, que además de permitirlo, establece unas garantías y responsabilidades muy claras para el Estado y para los establecimientos educativos, respecto de la educación religiosa.
En el Artículo 19 de la Constitución Política de 1991 se reconoce el derecho de libertad religiosa y de cultos. El ámbito preciso de este reconocimiento se plasmó en la Ley estatutaria que desarrolla el derecho de libertad religiosa y de cultos, Ley 133 de 1994. El Estado desde su condición de no confesionalidad y de garante de la libertad religiosa se relaciona con sus ciudadanos y entidades religiosas con un perfil que la ley señala en los siguientes términos. “Ninguna Iglesia o confesión religiosa es ni será oficial o estatal. Sin embargo, el Estado no es ateo, agnóstico, o indiferente ante los sentimientos religiosos de los colombianos. El Poder Público protegerá a las personas en sus creencias, así como a las Iglesias y confesiones religiosas y facilitará la participación de estas y aquellas en la consecución del bien común. De igual manera, mantendrá relaciones armónicas y de común entendimiento con las Iglesias y confesiones religiosas existentes en la sociedad colombiana”. (Ley 133 de 1994, Artículo 2).
Los establecimientos educativos deben adoptar ese perfil del poder público respecto a lo religioso y proteger y garantizar todas aquellas expresiones comprendidas en el ámbito de la libertad religiosa para la persona (Ley 133 de 1994, Artículo 6) y para las Iglesias y Confesiones Religiosas (Ley 133 de 1994, Artículos 7, 8 y 14). En ese ámbito se encuentra la educación religiosa escolar, frente a la cual la persona tiene derecho “De elegir para sí y los padres para los menores o los incapaces bajo su dependencia, dentro y fuera del ámbito escolar, la educación religiosa y moral según sus propias convicciones.
Para este efecto, los establecimientos docentes ofrecerán educación religiosa y moral a los educandos de acuerdo con la enseñanza de la religión a la que pertenecen, sin perjuicio de su derecho de no ser obligados a recibirla. La voluntad de no recibir enseñanza religiosa y moral podrá ser manifestada en el acto de matrícula por el alumno mayor de edad o los padres o curadores del menor o del incapaz”. (Ley 133 de 1994, Artículo 6, literal h).
Los principios que sustentan las disposiciones de esta Ley y el alcance que tienen para su aplicación en los establecimientos educativos, se puede encontrar en el estudio y sentencia de constitucionalidad de esa norma, emitido por la Corte Constitucional en la Sentencia C-088/93.
En la Ley General de Educación, Ley 115 de 1994 se adoptan principios y disposiciones que incluyen el desarrollo de valores morales, éticos, espirituales y religiosos; en la definición de la educación (Artículos 1 y 92), en el marco de fines de la educación (Artículo 5, numeral 1); en los objetivos comunes de todos los niveles (Artículo 13, literal b); en la definición de Educación preescolar, (Artículo 15); en los objetivos específicos de la Educación Preescolar, (Artículo 16, literal h); en los objetivos generales de la Educación Básica (Artículo 20, º literal); en los objetivos específicos de la Educación Básica en el ciclo de primaria, (Artículo 21, literal k); en los objetivos específicos de la Educación Básica en el ciclo de secundaria, (Artículo 22, literal j); en los objetivos específicos de la Educación Media Académica, (Artículo 30, literal g); en la indicación sobre enseñanza obligatoria, (Artículo 14º literal d); en la determinación de las áreas obligatorias y fundamentales, (Artículos 23º y 31º).
Todo lo anterior debe realizarse en el marco de la Ley estatutaria que desarrolla el derecho de libertad religiosa y de cultos (Artículo 24º). Todo el articulado de esta Ley General de Educación, que se refiere a educación y valores religiosos, fue mantenido como exequible en la Sentencia de la Corte Constitucional C-555/94, documento que, por tanto se constituye en una herramienta fundamental para que los establecimientos educativos aprecien el alcance y obligatoriedad de estas normas.
Durante mucho tiempo se consideró que el aprendizaje era sinónimo de cambio de conducta, esto, porque dominó una perspectiva conductista de la labor educativa; sin embargo, se puede afirmar con certeza que el aprendizaje humano va más allá de un simple cambio de conducta, conduce a un cambio en el significado de la experiencia. La experiencia humana no solo implica pensamiento, sino también afectividad y únicamente cuando se consideran en conjunto se capacita al individuo para enriquecer el significado de su experiencia. Para entender la labor educativa, es necesario tener en consideración otros tres elementos del proceso educativo: los profesores y su manera de enseñar; la estructura de los conocimientos que conforman el currículo y el modo en que éste se produce y el entramado social en el que se desarrolla el proceso educativo. Lo anterior se desarrolla dentro de un marco psicoeducativo, puesto que la psicología educativa trata de explicar la naturaleza del aprendizaje en el salón de clases y los factores que lo influyen, estos fundamentos psicológicos proporcionan los principios para que los profesores descubran por sí mismos los métodos de enseñanza más eficaces, puesto que intentar descubrir métodos por "Ensayo y error" es un procedimiento ciego y, por tanto innecesariamente difícil y antieconómico (AUSUBEL: 1983). En este sentido una "teoría del aprendizaje" ofrece una explicación sistemática, coherente y unitaria del ¿cómo se aprende?, ¿Cuáles son los límites del aprendizaje?, ¿Por qué se olvida lo aprendido?, y complementando a las teorías del aprendizaje encontramos a los "principios del aprendizaje", ya que se ocupan de estudiar a los factores que contribuyen a que ocurra el aprendizaje, en los que se fundamenta la labor educativa; en este sentido, si el docente desempeña su labor y la fundamenta en principios de aprendizaje bien establecidos, podrá racionalmente elegir nuevas técnicas de enseñanza y mejorar la efectividad de su labor.
EDAD PREESCOLAR - EDUCACIÓN RELIGIOSA ESCOLAR
OBJETIVOS GENERALES DE LA E.R.E. EN EL NIVEL DE PREESCOLAR
2. Buscar el sentido de la experiencia religiosa presente en el entorno del niño.
3. Propiciar el encuentro del niño con objetos y hechos de la experiencia religiosa para descubrir en ellos su sentido y valor.
4. Proporcionar al niño la denominación correcta de los objetos y hechos del entorno religioso.
5. Capacitar al niño para establecer las relaciones de dependencia que hay entre los objetos y hechos de la experiencia religiosa y entre ellos y la formación personal.
6. Ayudar al niño en la toma de conciencia de su identidad religiosa y el reconocimiento y respeto de otras identidades presentes en su entorno religioso.
7. Descubrir a Dios presente en la experiencia religiosa de las personas y comunidades
PORQUE LA EDUCACIÓN RELIGIOSA EN LA ESCUELA
La pregunta con la cual se inicia la presentación de estos lineamientos y estándares de Educación Religiosa es válida para todas las áreas del conocimiento y la formación. Planteamientos y respuestas se aportan desde diferentes ámbitos académicos y educativos y son abordadas por los Lineamientos Curriculares y los Estándares que el Ministerio de Educación Nacional ha presentado a la comunidad educativa nacional. También la Educación Religiosa es objeto de esta reflexión y sus respuestas tienen como eje el interés de los niños y de su desarrollo armónico e integral.
La necesidad de la Educación Religiosa ha de verse partiendo de las necesidades educativas del niño. Así lo ha planteado la Iglesia Católica en Colombia, desde cuando actualizó su presentación de esta área, en consonancia con las nuevas exigencias que surgían en el contexto de cambio suscitado por la ley general de educación, Ley 115 de 1994 y la ley de libertad religiosa y de cultos, Ley 133 de 1994. Se afirmó entonces, que la Educación Religiosa responde a la necesidad de crecimiento en los siguientes aspectos de su desarrollo humano:
Fundamentos antropológicos: Los estudiantes necesitan respuestas a los problemas relacionados con la búsqueda de sentido de la existencia y con la dimensión trascendente-religiosa de la vida.
Fundamentos éticos. Los estudiantes necesitan iniciarse en el obrar ético e interpretar adecuadamente el marco de valores y comportamientos éticos originados en la experiencia de fe cristiana y en el patrimonio religioso de nuestra cultura.
Fundamentos psicológicos: Los estudiantes necesitan formarse una identidad, integrar su personalidad y apreciar el aporte de la experiencia religiosa a esta exigencia de su crecimiento. También requieren tener criterios para distinguir críticamente la autenticidad e inautenticidad de la conducta religiosa en orden a formar la madurez humana y religiosa.
Fundamentos epistemológicos: Los estudiantes necesitan cultivar todas las formas de acercamiento, conocimiento y expresión de la realidad. Necesitan por tanto distinguir y apreciar la forma peculiar de encuentro con la realidad que se da desde la experiencia religiosa, y la relación entre el pensamiento religioso, la ciencia y la cultura.
Fundamentos pedagógicos: Los estudiantes necesitan aprender a aprender y a saber. Para el caso, necesitan aprender a plantearse correctamente el problema religioso y manejar las fuentes para el estudio de la Revelación cristiana y su experiencia religiosa. De esta forma construirán la visión objetiva de ella y la podrán valorar como un camino para orientar su vida.
Fundamentos histórico-culturales: Los estudiantes necesitan interpretar y valorar adecuadamente el patrimonio cultural religioso de su entorno inmediato, de nuestro país y del mundo, en el cual destaca la presencia e incidencia del cristianismo.
Fundamentos sociales: Los estudiantes necesitan identificar la función social de la religión, sus manifestaciones concretas, sus obras y su aporte a la promoción humana y al desarrollo social.
Fundamentos de derechos humanos: Los estudiantes tienen derecho a una educación integral que no puede desconocer la dimensión religiosa de la persona y de la cultura. En ese marco tiene derecho a recibir Educación Religiosa y moral de acuerdo con sus convicciones y los padres de familia tienen derecho a escoger el tipo de Educación Religiosa y moral que ha de ofrecerse a sus hijos en los establecimientos educativos.
Posteriormente se organizó la reflexión sobre la justificación de la Educación Religiosa escolar en el documento “Escuela y Religión”, en el cual se analiza el puesto que ocupa la dimensión religiosa dentro del conjunto de la experiencia humana y la función de la escuela de ayudar a los niños a conocer e interpretar la experiencia religiosa. Se estudia también en ese documento la importancia del hecho religioso en la sociedad y la cultura y la función de la educación escolar de brindarle a los niños herramientas metodológicas para su adecuado y oportuno conocimiento y análisis: “Esa relevancia cultural de lo religioso, que aparece con insistencia en el entorno de los estudiantes y educadores, justifica su presencia en la escuela, reclamando de ella el valor agregado que está en capacidad de ofrecer, es decir, el aporte de elementos o instrumentos adecuados para que los alumnos puedan estudiar, analizar, interpretar y valorar adecuadamente lo religioso.
Puestas las bases de la justificación del estudio escolar de la experiencia religiosa surge otra pregunta no menos importante e interesante, acerca del tipo o forma de presencia de lo religioso en la escuela, y por ende la necesidad de diferenciar enfoques y modelos de Educación Religiosa para luego discernir cual sea el más característico de la escuela.
COMPROMISO DE FE
MODELOS DE EDUCACIÓN RELIGIOSA ESCOLAR
Son diversas las formas de Educación Religiosa que pueden proyectarse, al interno de la Iglesia y de la sociedad; por eso que se puede hablar de modelos de Educación Religiosa y se hace entonces necesario delimitar el modelo o tipo de educación en la cual se enmarcan los lineamientos y estándares que acá se presentan. Esta distinción ayudará a los docentes en la búsqueda de una acción educativa más pertinente, es decir, que corresponda a la naturaleza y tareas de la Educación Religiosa escolar; también les facilitará la articulación con otras formas de Educación Religiosa y con los agentes educativos que las dirigen y desarrollan.
De acuerdo con el contexto y agente educativo que lleva adelante la educación, es justificado distinguir los siguientes tipos de Educación Religiosa:
1. Según el medio institucional que la desarrolla
La Educación Religiosa Familiar: Es aquella que desarrollan los padres de familia con sus hijos en desarrollo de su misión y derecho a ser los primeros y principales educadores de sus hijos y por tanto a escoger el tipo de Educación Religiosa y moral que se ajuste a sus convicciones. Esta educación se hace desde la vida cotidiana del hogar, desde el ambiente familiar y de manera muy práctica.
La Educación Religiosa en la Iglesia: Es un conjunto de formas de educación que han nacido al interno de la Iglesia, con diversas metodologías, procesos y agentes educativos. La más destacada y antigua es la catequesis básica y de iniciación cristiana, considerada por la Iglesia Católica como la forma más eminente y completa de educación en la fe. La catequesis se orienta a hacer madurar la conversión inicial a Cristo y conducirla a una viva, explícita y operativa confesión de fe. Al lado de la catequesis, todo el conjunto de la acción misionera y pastoral de la Iglesia tiene una finalidad de educación en la fe y un sentido pedagógico y didáctico en su desarrollo. Una de esas modalidades de Educación Religiosa que la Iglesia contempla es la escolar, estableciendo relaciones de semejanza. Diferencia y complementariedad entre esta y las demás formas de educación en la fe.
Educación Religiosa Escolar: Es aquella que se desarrolla dentro de la modalidad de la educación formal, en relación con los fines y métodos propios de la educación escolar y en los niveles de Educación Preescolar, Básica Primaria, Básica Secundaria Educación Media y Educación Superior. Este tipo de Educación Religiosa se ajusta a la modalidad formal que es la que se realiza con sujeción a pautas curriculares progresivas y “tiene por objeto desarrollar en el educando conocimientos, habilidades, aptitudes y valores mediante los cuales las personas puedan fundamentar su desarrollo en forma permanente” (cfr. Ley 115, arts. 10 y 11).
2. Según el objeto de estudio y los objetivos que se buscan
Educación Religiosa como Cultura Religiosa: En este enfoque se considera que el objeto de estudio de esta educación es “lo religioso”, tomado en sentido genérico, como parte de la cultura y como estudio comparado de las religiones. Su fines y objetivos no son vinculados a los de la educación en un credo religioso particular, es decir, son no-confesionales; solamente se busca desarrollar en el educando un conocimiento de las manifestaciones religiosas y un sentido de respeto y tolerancia hacia las mismas.
Educación Religiosa como Educación en Valores: En este enfoque se considera que el objeto de estudio de ésta área son los valores y las normas de convivencia. El objetivo que se busca es el desarrollo en los estudiantes de la sensibilidad hacia el respeto mutuo y la ética ciudadana. Este modelo asume en la práctica el mismo objeto del área de Educación Ética y en Valores Humanos e implícitamente considera que lo religioso se refiere a los valores éticos, sin considerar en su objeto de estudio los aspectos específicos que forman parte de la tradición religiosa.
Educación Religiosa como conocimiento de la propia religión: En este enfoque el objeto de estudio es el conjunto de elementos de un credo religioso particular, y el objetivo que se busca es facilitar a los padres de familia el que sus hijos reciban la Educación Religiosa y moral que corresponda a sus convicciones y creencias. De esta manera se busca ayudar al niño a tomar conciencia de su identidad religiosa y al mismo tiempo a conocer y respetar otras identidades, de modo que aprendiendo a conocer su credo religioso aprenda también a conocer otros credos.
3. Según el enfoque del desarrollo pedagógico-didáctico
Educación Religiosa como actividades pastorales: En esta práctica la Educación Religiosa se desarrolla a través de actos de culto, jornadas pastorales, convivencias, retiros ocasionales y eventos similares en los cuales se busca el desarrollo de la dimensión religiosa y de fe cristiana, por medio de experiencias y vivencias religiosas de gran intensidad a nivel afectivo, de adhesión, celebración y expresión de la fe.
Educación Religiosa como proyecto pedagógico interdisciplinario: En esta práctica no se asigna tiempo, contenido y docente específico a la Educación Religiosa, sino que se asigna a varias áreas y docentes el desarrollo de proyectos interdisciplinares, que, buscan el desarrollo de los valores.
Educación Religiosa como acción transversal: En esta práctica la Educación Religiosa se desarrolla como un eje transversal a todas las áreas y por tanto no se asigna tiempo, contenido y docente específico para Educación Religiosa; todos participan y buscan implementar la convicción de que cada profesor está llamado a evangelizar y de que todas las áreas y saberes escolares han de tener una dimensión religiosa.
Educación Religiosa como área del conocimiento y de la formación: En esta práctica la Educación Religiosa se desarrolla con estándares, tiempo, docente, textos y materiales específicos. Se orienta a propiciar el conocimiento religioso con fines formativos, propiciando también la relación e integración con las demás áreas del conocimiento.
4. Según la responsabilidad de su gestión
Educación Religiosa como responsabilidad eclesial: En esta modalidad la responsabilidad recaería exclusivamente en la Iglesia y por tanto ella definiría todos los aspectos de la prestación de ese servicio.
Educación Religiosa como responsabilidad de la familia: En esta modalidad la responsabilidad recaería en la familia y aunque la escuela brinde el espacio para su realización correspondería a los padres de familia su realización. En este caso el establecimiento de un determinado tipo de Educación Religiosa se haría según el concepto de los padres de familia y en ejercicio a escoger el tipo de Educación Religiosa y moral para sus hijos.
Educación Religiosa como responsabilidad de la escuela: En esta modalidad la responsabilidad recaería en la institución escolar, la cual definiría dentro del criterio de autonomía escolar el tipo de Educación Religiosa que se impartiría y las personas idóneas para realizarla, así como los programas y materiales educativos.Educación Religiosa como responsabilidad compartida: En esta modalidad la responsabilidad se basa en el reconocimiento del derecho y función que cada entidad educativa tiene por título propio. El Estado, la Iglesia, la Familia y la Escuela se unen para acordar y realizar la Educación Religiosa, obrando cada uno en la parte que le corresponde y en el marco de acuerdos suscritos a nivel nacional.
MODELO DE EDUCACIÓN RELIGIOSA ADOPTADO EN LOS LINEAMIENTOS Y ESTÁNDARES
De los anteriores modelos de Educación Religiosa, se toman los criterios que definen el modelo que adopta la Iglesia Católica en estos lineamientos y estándares. En esta acción educativa y evangelizadora el modelo corresponde al de la Educación Religiosa escolar que fomenta el conocimiento de la propia religión a través de los métodos propios de un área del conocimiento y la formación y gestionada en forma compartida por la escuela, la iglesia y la familia. Sobre esta particularidad de la Educación Religiosa escolar ya se ha recorrido un camino en la práctica de los educadores y en el Magisterio de la Iglesia
Como acción educativa escolar, el área de Educación Religiosa no sustituye la Educación Religiosa familiar, ni la catequesis u otras formas de Educación Religiosa que se ofrecen en ámbitos internos de la Iglesia. Tampoco se contrapone a estas y por el contrario, busca articularse con esas acciones educativas de modo que se complementen mutuamente, para contribuir al desarrollo de la dimensión religiosa y la educación en la fe de los estudiantes.
Como conocimiento de la propia religión, el área de Educación Religiosa se propone garantizar a los padres de familia que encuentren en la escuela y para sus hijos la Educación Religiosa y moral que se ajuste a sus convicciones. En su desarrollo se aplica el principio del diálogo interreligioso y ecuménico de modo que los niños conociendo su propio credo religioso puedan conocer también el credo de otras personas y comunidades, fomentar el respeto mutuo y los principios sobre interculturalidad en la educación. La Educación Religiosa articula sus fines y objetivos con los fines comunes de la educación y de la escuela (que son no confesionales en la escuela pública y confesionales en escuelas como la católica) y también con los fines y objetivos de la educación en la fe.
Como área del conocimiento y la formación, la Educación Religiosa se desarrolla mediante procesos académicos de investigación y conocimiento. “Como disciplina escolar, el Área de Educación Religiosa se presenta como propuesta didácticamente organizada, en formas de enseñanza y de aprendizaje, que tienen en cuenta criterios de coherencia psicopedagógica, científica y cultural. Está en capacidad de estructurarse como un cuerpo de conocimientos, valores, habilidades y destrezas, estrategias cognoscitivas y actitudes que facilitan la construcción y apropiación del conocimiento, que ayudan a los estudiantes a interpretar, conceptualizar, analizar, expresar y valorar la experiencia religiosa”
Como acción de responsabilidad compartida, la Educación Religiosa se basa en el derecho de los padres de familia de escoger para sus hijos el tipo de Educación Religiosa y moral para sus hijos y el deber del Estado de garantizar a los padres que encuentren efectivamente esa educación en la escuela. Para el efecto la Iglesia a la que pertenecen los padres suscribe acuerdos con el Estado para definir las características de ese servicio educativo y las funciones y atribuciones que corresponden a cada estamento.
Las características de este modelo corresponden a los principios generales sobre Educación Religiosa prescritos en las leyes 115 de 1994, 133 de 1994 y en forma particular para la Educación Religiosa católica en el Artículo XII del Concordato de 1973 suscrito entre la República de Colombia y la Santa Sede. Esos principios han sido desarrollados por la Conferencia Episcopal de Colombia en el documento “Escuela y Religión”
Es importante que los docentes de Educación Religiosa procedan en correspondencia con este modelo y produzcan formas diversas de realizarlo en el aula y en el medio escolar.
TEMAS PARA LAS ESTRATEGIAS
Para tener en cuenta en la preparación de las estrategias:
Lineamientos curriculares del área: goo.gl/HEvh0t
- En el Dios que creo
- La fe como motor de vida - La fe condición para ser testigo.
- La vida, como regalo de Dios – El milagro de la vida.
- La iglesia como medio para ser mejor cada día
- La Biblia como libro importante para mi fe - La Biblia cuenta la amistad de Dios con el hombre.
- Ser cristiano lo que implica
- Mi respuesta ante la injusticia
- La creación como encuentro con Dios
- Celebro mi fe con devoción – el niño expresa su amor a la vida
- La verdad revelada Jesucristo modelo de vida de los niños – La vida de Jesús un gran regalo de Papito Dios. - Jesús ora y nos enseña a orar
- El pecado como ruptura con el Creador.
- Los tiempos litúrgicos como medios de crecimiento de fe. - La iglesia celebra las maravillas de Dios en el año litúrgico.
- Papito Dios nos hizo a su imagen y semejanza.
- La oración me transforma la vida mía y la de mis seres queridos.
- Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, comunión de amor.
- Jesús celebra la alegría de la vida con sus amigos.
- Jesús forma una comunidad de amor. - Jesús anuncia e inaugura el reino de Dios.
- El hombre y la mujer se realizan como personas cada día
- La reconciliación estrecha lazos de amistad.
LA RELIGIÓN
Como disciplina filosófica particular la filosofía de la religión es un producto de la edad moderna; se ha formado en el curso del siglo XVIII, a finales del cual se fue imponiendo poco a poco la designación de «filosofía de la religión». En comparación con otras, se trata de una disciplina filosófica relativamente joven. Cierto que dentro de la historia espiritual de Occidente la filosofía se ocupó y afrontó ya desde el comienzo el estudio de la religión; pero ese esfuerzo filosófico se centró casi en exclusiva en aquello a lo que apunta la conducta religiosa: lo divino o Dios. Ello se debió a razones objetivas e histórico-espirituales.
DE LA TEOLOGÍA A LA FILOSOFÍA DE LA RELIGIÓN
Los procesos existenciales humanos, como son por ejemplo los de conocer, sentir, actuar y crear, son formas de comportamiento referidas a un objeto; son actos intencionales. No podemos ver sin que veamos algo, ni podemos pensar sin que pensemos algo, ni podemos actuar sin hacer algo determinado, ni podemos sentir sin que sintamos alguna cosa. En el campo visual de nuestra conciencia no nos enfrentamos en primer término a nuestros actos subjetivos sino a los objetos, a los que tales actos están referidos. Sólo posteriormente, y mediante la reflexión, encara la conciencia nuestros actos subjetivos; sólo en un segundo paso reflexiona nuestro espíritu sobre sí mismo y sus funciones, que se refieren a los objetos.
Así también la filosofía, al ocuparse de la religión, lo primero que afronta es aquello a lo que se orienta la conducta religiosa, aquello que la religión «significa», que es lo divino o Dios, en la medida en que este «objeto » es accesible al esfuerzo filosófico en general. Con otras palabras, la filosofía es ante todo una doctrina filosófica de Dios.
Según Werner Jaeger, los denominados presocráticos merecen un sitio de honor en los umbrales de una historia de la teología, ya que su pensamiento lucha sobre todo por la recta comprensión de la divinidad, que la fe popular sólo barruntaba; y lo hacen mediante el esfuerzo del pensamiento humano que busca el fundamento último de la unidad del mundo. Ya en la cima de la filosofía griega, Aristóteles eleva esa teología al rango de ciencia fundamental y suprema. Pues, aunque sin duda Aristóteles entiende la «filosofía primera» —así designa él por lo general a la metafísica— ante todo como la ciencia de los primeros principios y causas, a una mirada honda pronto se revela como la ciencia del ente en cuanto tal y, en este sentido, aquélla acaba apareciendo como una doctrina del ser supremo, como una teología.
También a lo largo de toda la edad media discurre una poderosa corriente de pensamiento filosófico-teológico, que para decirlo en forma un tanto simplificada se divide en tres grandes brazos: la mística filosófica, que arranca de Dionisio Areopagita y pasando por Juan Escoto Eriúgena, Bernardo de Claraval y los Victorinos llega hasta el Maestro Eckhart y Nicolás de Cusa; el movimiento intelectual que desde Agustín pasa a pensadores como Anselmo de Canterbury, Rogerio Bacon y Buenaventura; y, finalmente, la corriente estimulada por el redescubierto Aristóteles y en la que se deslizan Abelardo, Alejandro de Hales, Tomás de Aquino, Duns Escoto, etc. Hasta qué punto la filosofía occidental llegó a convertirse en una doctrina filosófica de Dios.
Al finalizar la edad media surgió un movimiento en el curso del cual primero la teología escolástica, que se apoyaba en la fe cristiana, y después también la teología filosófica perdieron el lugar central que habían venido ocupando. En ese desarrollo subyace un cambio de orientación espiritual que se hace patente en la suplantación de la teología por la filosofía de la religión, sin que esta última pudiera ya nunca alcanzar la importancia que la teología había conseguido en épocas pasadas.
Ese desplazamiento del interés por la teología hacia la filosofía de la religión está motivado por un giro en el pensamiento, que bien podríamos describir como un desplazamiento del mundo al hombre, de la substancia al sujeto y su libre subjetividad, de una forma mental más cosmocéntrica a otra antropocéntrica.
Ese cambio en el ámbito del pensamiento filosófico pueden hacerlo patente las observaciones siguientes: en el Manual de lógica, obra póstuma de Immanuel Kant, las cuestiones fundamentales que se le plantean a la filosofía (¿Qué puedo hacer? ¿Qué debo hacer? ¿Qué puedo yo esperar?) Se compendian en esta pregunta: ¿Qué es el hombre? Y es una pregunta considerada sin más como la cuestión fundamental de la filosofía. Pues, bien, en esa concepción kantiana se hace patente el cambio decisivo que la filosofía ha experimentado en la concepción de sí misma. Efectivamente, en la antigüedad y en la edad media —y siempre en la línea de Aristóteles— la metafísica en tanto que «filosofía primera» es la pieza clave de todo pensamiento filosófico, y en ella se trata del ente en cuanto ente. Ahora el hombre vuelve al rango de centro determinante de la problemática filosófica.
La cuestión del ente en cuanto tal, que hasta entonces había tenido la primacía, viene desplazada por el problema del hombre. En ese intercambio se refleja la novedad que va a ser la característica del pensamiento moderno. Como consecuencia de este cambio de orientación, en el campo religioso el hombre entra en el lugar de Dios, en la medida en que se encuentra bajo la idea divina. El interés se aparta ahora de Dios y se centra en la influencia de la idea divina en el hombre. La ocupación filosófica en la religión se convierte en una filosofía de la religión, en la autorreflexión de la razón humana sobre la conducta religiosa.
Así en su filosofía de la religión subraya Georg Wilhelm Friedrich Hegel que «la doctrina de Dios sólo se puede entender y defender como la doctrina de la religión», entendiendo por religión «la relación del sujeto, de la conciencia subjetiva con Dios». A diferencia de la religión, que «tiene como contenido de sí misma ese objeto, Dios», la filosofía de la religión sólo se refiere indirectamente a Dios, aunque Hegel combate la idea de que «Dios sólo estaría en la religión como algo puesto y producido por nosotros».
De ahí que el interés de la ilustración no se centrase en modo alguno en las religiones existentes sino en la religión racional, la religión en su esencia pura y verdadera. A éste se atribuía todo cuanto de verdad pudieran tener las distintas religiones históricas. Y muchas veces se puso la filosofía de la religión al servicio de esa idea de una religión nacional; por ello le incumbía el cometido de separar en las religiones concretas el grano de la cascarilla, entresacar las esencia universal y verdadera de la religión y relativizar la diversidad entre las religiones históricas reduciéndolas a su núcleo esencial o bien superándolas mediante la construcción de la única religión racional y verdadera.
COMPROMISO DE FE:
1. Para el próximo miércoles 22 de julio, a través del anterior texto de JOSEF SCHMITZ en donde hace un recorrido histórico de cómo se entendió la religión hasta el siglo XVIII. En forma creativa hacer cada uno un resumen (mapa conceptual, mental…) o en un escrito libre que no tenga más de una hoja.
2. Con lo anterior al final de la hoja responder: ¿Qué entiendo por religión? En un párrafo que tenga mínimo siete renglones máximo ocho. Si hace más no hay problema.
3. Se les pide el favor de traer una cartilla de escuela nueva para dejar organizado el trabajo final (Se tomarán los pasos de estas cartillas) Ojalá pidan el favor en donde están haciendo la práctica. Feliz día
ENCUENTRO RELIGIOSO N°_____
CONCEPTO: RELIGIÓN
IV. LAS MEDIACIONES RELIGIOSAS.
Las diferentes religiones muestran el centro bipolar del fenómeno religioso descrito hasta ahora en un sinfín de actos, objetos, personas, lugares, momentos, que constituyen su elemento visible. Es lo que la fenomenología de la religión denomina el mundo de las mediaciones religiosas. Para ordenar un mundo tan abigarrado, podemos distinguir en él las mediaciones objetivas, es decir, el conjunto de realidades de todo tipo, en las que el sujeto religioso ha reconocido a lo largo de la historia la presencia del Misterio, y las mediaciones subjetivas, es decir, los actos, gestos, palabras y comportamientos de todo tipo en los que el sujeto religioso de todos los tiempos ha expresado su reconocimiento de esa presencia. Las primeras pueden denominarse hierofanías, con el neologismo acuñado por M. Eliade, aun cuando también a las segundas pueda aplicarse ese término en un sentido amplio.
En relación con las primeras, la historia muestra que el hombre de todos los tiempos ha condensado lo sagrado en realidades mundanas en las que ha visto manifestada la presencia del Misterio. Las hierofanías están constituidas por realidades naturales que, sin dejar de serlo, sirven de apoyo para la presencialización de lo sobrehumano. Su número y su variedad es incontable. Esto indica que ninguna realidad es hierofánica por su propia naturaleza, ya que todas las realidades pueden llegar a serlo. Las hierofanías se presentan, además, en sistemas o constelaciones que se corresponden con las condiciones culturales de las poblaciones que instauran tales sistemas. La historia muestra, además, una transformación permanente de las hierofanías a lo largo de la historia humana, e incluso en el interior de las diferentes religiones. La existencia de tales constelaciones de hierofanías permite una clasificación de las religiones, o una morfología de lo sagrado, de acuerdo con los elementos naturales elevados a la condición de hierofanía.
Todas las hierofanías son, como puede concluirse de lo anterior, otros tantos casos de símbolos. En ellas se realiza la idea de símbolo como caso peculiar de conocimiento indirecto, en el que un significante natural epifaniza o hace presente, de forma directa pero mediata, «como el rostro hace presente a la persona», en «la transparencia opaca del enigma» (P. Ricoeur) una realidad de otro orden a la que sólo se tiene acceso en la mediación del significante.
El mundo de las mediaciones subjetivas abarca las expresiones de todo tipo, en que el sujeto encarna y, por tanto, vive y expresa su reconocimiento de la presencia originante del Misterio. Estas son tan variadas como las facetas o facultades de la persona. Señalemos entre ellas las espaciales, temporales, racionales (símbolos, ritos, doctrinas), activas (oración, sacrificio, rito), emotivas, comunitarias, etc. Sobre el conjunto de las mediaciones, la fenomenología de la religión permite concluir tanto su necesidad como su relatividad. Su necesidad, porque la relación con el Misterio, por parte de un sujeto corporal, mundano, como el hombre, sólo es posible en la mediación de lo objetivo y lo mundano; su relatividad porque las mediaciones no son el /absoluto, ni se confunden con él, sino que remiten a las condiciones personales, históricas y culturales de los sujetos que las instauran. Por último, la naturaleza de las mediaciones y las propiedades que las caracterizan permiten deducir lo esencial del proceso hierofánico como la proyección, por parte del sujeto, de la presencia inobjetiva del Misterio con que está agraciado en las realidades de su mundo y en los gestos expresivos que configuran su vida.
La estructura de la religión aquí resumida aparece realizada en las numerosísimas formas que contiene la historia de las religiones. Todas ellas se dejan organizar en las tipologías de las religiones, diferentes entre sí, de acuerdo con el criterio desde el cual se establecen. Tales tipologías permiten poner de relieve los rasgos que comparten las diferentes familias de religiones y las peculiaridades de cada una de ellas. Por otra parte, el mejor conocimiento de todas ellas, que han procurado las ciencias de las religiones, y el encuentro de los sujetos de las diferentes religiones, están conduciendo a que las relaciones entre ellas estén pasando de la ignorancia recíproca y de la exclusión de las unas por las otras al diálogo interreligioso, y en muchos casos, a la colaboración de muchas de ellas en la solución de los problemas que padecen las poblaciones que las viven. ( J. Martín Velasco)
COMPROMISO DE FE
1. Leer detenidamente el texto de Juan Marttín Velasco. Resumir y escoger mínimo diez conceptos claves para entender el concepto de religión (Elaborar diapositivas) estrategia de resumen. Para la próxima clase.
2. Estar pendientes de está página para que puedan escoger los temas para empezar la cartilla como trabajo final.
3. Cuando tengamos clase acá vamos avanzando. feliz día.
4. Tengan en cuenta el siguiente link: goo.gl/FuPfyc como guía para elaborar la cartilla.
FILOSOFÍA DE LA RELIGIÓN Y CIENCIA DE LA RELIGIÓN
Aunque Hegel todavía pudo mantener unidas la historia de la religión y la filosofía de la religión, en el curso del siglo XIX ambas disciplinas se separaron definitivamente. Surgió entonces la ciencia de la religión como ciencia empírica y sin carácter normativo, que intenta comprender las religiones de la humanidad, existentes en la actualidad o ya pasadas, con la mayor apertura y «objetividad» posibles, analizando en su totalidad las manifestaciones históricas y presentes de la religión, así como sus relaciones entre muestras y con la cultura, la sociedad, la política y la economía.
Dicha ciencia quiere saber todo lo más posible de las religiones, pero sin emitir juicios de valor sobre las mismas. Así, no parte —como lo hace, por ejemplo, la teología— de la verdad de una religión, para desde ese punto de vista enjuiciar las otras religiones o, mediante una comparación con las mismas, justificar las exigencias de la propia religión.
Se esfuerza por lograr un conocimiento sin prejuicios de las religiones en la multiplicidad de sus manifestaciones históricas, ayudándose para ello de la experiencia concreta, la psicología, la sociología, la historia, la filosofía y la arqueología. Dado que las religiones son fenómenos polifacéticos y complejos, sólo se les puede hacer justicia mediante métodos diferentes, si se quiere entenderlas con la mayor amplitud posible. En esa investigación científica de la religión ocupa el primer plano el interés enciclopédico por conocer las religiones en su conjunto.
Así se desarrolló ante todo la historia de las religiones, que buscaba su base en la exposición de textos y datos de las religiones de cultura superior, ampliándola después con la incorporación de la etnología y la arqueología. Después se empezó a comparar todo ese material a fin de entender mejor las manifestaciones religiosas y poner un cierto orden en el abundante material de tipo religioso. Se desarrolló así la fenomenología de la religión, una rama de la ciencia religiosa que se señala como cometido —renunciando a las explicaciones y los juicios de valor precipitados, nacidos de la propia convicción religiosa— el de aprehender, describir, ordenar y comparar las manifestaciones religiosas para entender así su sentido.
Durante largo tiempo se ha partido del convencimiento de que el camino mejor para captar el sentido de tales fenómenos era el de arrancarlos de su respectivo contexto Histórico y cultural y poder de ese modo cotejarlos entre sí. En contra de ese convencimiento, en los últimos años se ha impuesto la idea de que un procedimiento que pasa por alto y excluye la evolución histórica y el contexto histórico-espiritual tampoco tiene en cuenta que un mismo fenómeno en su respectivo contexto histórico puede reflejar diferentes intenciones religiosas.
De ahí el empeño actual por poner de relieve el carácter específico de las manifestaciones religiosas dentro de las religiones. Pero de continuo ha aflorado también la intención de descubrir la «esencia » religiosa común y fundamental de todas las religiones. Después que la crítica continua a la pretensión de dominio mundano de las instituciones eclesiásticas en la época posterior a la reforma hubiera sometido, por parte de la ilustración francesa y del marxismo, la función de la religión en la sociedad a un análisis crítico y a una labor de desenmascaramiento, en las postrimerías del siglo XIX despertó el interés de las ciencias sociales por la religión. Y es entonces cuando, renunciando a los juicios apriorísticos de tipo histórico y sociofilosófico que hasta entonces habían prevalecido dentro de tal consideración, se fundó la sociología religiosa como disciplina particular dentro de la ciencia de la religión.
Motivo y justificación de un estudio sociológico de la religión no fue sólo el hecho de que la religión es un factor importante en la vida social, ni sólo la influencia recíproca entre religión y sociedad, sino también y sobre todo el dato de que la misma religión está siempre institucionalizada y desempeña funciones sociales dentro del propio ámbito. Más aún, la religión conduce a determinadas formas de socialización. Se nos aparece como un fenómeno que repercute en las circunstancias sociales, accesibles a la observación, la clasificación y teorización científicas.
No hay religión alguna que no esté vinculada a la sociedad o que no haya surgido de la sociedad. Hubo de pasar su tiempo y fue necesaria una labor intensa de décadas por parte de algunos investigadores (entre otros, Émile Durkheim, Georg Simmel, Max Weber, Ernst Troeltsch, Joachim Wach) para neutralizar la posición combativa de la crítica de la religión y para que la mutua influencia entre religión y sociedad pudiera estudiarse como un tema al margen de cualquier polémica criticista. Lo que ahí interesaba ante todo era la cuestión del condicionamiento religioso de la conducta social.
La sociología eclesial que llegó con los años treinta estuvo más interesada en el problema de los condicionamientos sociales de la conducta religiosa. Se trataba de estudiar la intensidad de participación en la vida eclesial, la distribución de la misma en las diferentes categorías, clases y grupos sociales, y de analizar las estructuras organizativas de las comunidades eclesiásticas. Dichas investigaciones predominantemente empíricas plantearon el problema de si se podía operar adecuadamente con la eclesialidad y la religiosidad de cara a la investigación empírica.
En tiempos más recientes un grupo de sociólogos de la religión se ha rebelado cada vez más resueltamente contra esa sociología eclesial empírica, que sin ningún sentido crítico toma como marco de referencia de una investigación sociológica un concepto apriorista de eclesialidad y por él mide la conducta religiosa, con la consecuencia de que un comportamiento no eclesial aparece de antemano como una religiosidad deficiente. Con lo cual ni siquiera puede plantearse el problema de un eventual cambio de funciones de la religión. De ahí que ahora se vea cada vez más la función básica de la religión en la vida cultural y social y se preste mayor atención a su función antropológica fundamental y a su papel irrenunciable en la autoformación del hombre.
Casi simultáneamente se desarrollaba la psicología religiosa, que estudia las vivencias religiosas del hombre, la religión en sentido subjetivo. Como esta cara interna de la religión no se puede percibir directamente desde fuera, la psicología religiosa valora los testimonios personales presentes e históricos, interroga a diferentes grupos, introduce en la autoobservación, elabora tests, etc. para saber así cómo vive cada uno la religión, cómo reacciona frente a lo que considera una manifestación de la divinidad. En las últimas décadas este planteamiento se ha desarrollado en dos direcciones. La primera se caracteriza por investigar cómo surge la religiosidad en el hombre y qué relación guarda con el desarrollo psíquico humano.
La respuesta a esta cuestión histórico-genética requiere la incorporación de los métodos y resultados del psicoanálisis. Entre los psicoanalistas se cuentan tanto los que afrontan la religión de un modo positivo como los que la rechazan, sin que haya en ello nada de sorprendente, teniendo en cuenta la ambivalencia de las vivencias religiosas que tanto pueden estar al servicio de la opresión del hombre como al servicio de su emancipación. La segunda corriente se centra en la influencia que el entorno sociocultural tiene sobre la religiosidad del hombre. Este problema de índole psicológica social reclama la incorporación de los métodos y resultados propios de la sociología o de la psicología social.
Con esta problemática ampliada la psicología religiosa ha terminado por superar la limitación a las vivencias religiosas conscientes del individuo. Filosofía de la religión, historia de las religiones, fenomenología de la religión, sociología, psicología y geografía religiosas no sólo designan disciplinas yuxtapuestas de la ciencia de la religión sino que señalan también las perspectivas cambiantes bajo las que se ha configurado la consideración sistemática del material religioso desde el siglo pasado.
Las investigaciones científico-religiosas han puesto de relieve la enorme importancia que la religión ha tenido para la humanidad en su conjunto y para los individuos en particular. Este papel decisivo de la religión lo compendia August Brunner en frases como éstas: «La religión es, como lo enseña la historia, un hecho humano universal... Por otra parte es también un hecho histórico que la religión ha estimulado al hombre a las más grandiosas y estupendas realizaciones. No hay más que recordar los templos de Grecia, Egipto, Babilonia o la India, los templos-pirámides de la cultura maya, las pagodas de China y los templos del Japón. En todos los tiempos el progreso de la vivienda humana comenzó con la casa que se construía para la divinidad.
El palacio del dios, el templo, fue originariamente más grande y más suntuoso que el mismo palacio del rey, al que servía de modelo. En un principio todas las artes tienen matiz religioso, no sólo la arquitectura, sino incluso la escultura, la pintura y la poesía. Las formas elevadas del consorcio humano surgían del comercio con la divinidad y, en los principios, el orden social de las diferentes culturas estaba condicionado por ideas religiosas. Más aún: incluso las formas más avanzadas de la economía arrancan de lo religioso. En opinión de algunos, la cría de ganado y de animales domésticos comenzó por motivos religiosos; por otra parte es bien sabido que la agricultura y su utensilio fundamental, el arado, estaban rodeados de un halo religioso. Ya anteriormente el cultivo de las plantas presuponía ritos religiosos para la prosperidad de las mismas. Los sacerdotes de los templos súmenos y babilonios crearon economías modelo e introdujeron la contabilidad y el sistema bancario. Dondequiera que nos es posible remontarnos hasta los orígenes de una actividad cultural humana, nos hallamos con el terreno religioso. En todo tiempo se ha aplicado a éste el mayor empeño y el más poderoso esfuerzo. En él es donde aparece por primera vez todo lo grande que el hombre puede pensar y crear. El hombre se desvela por los dioses con más amor y perseverancia que por sí mismo.
Para ellos, no para sí, reserva lo mejor y lo más precioso. Tratándose de ellos, toda suntuosidad y toda prodigalidad le parece poca. Poco o nada se ha conservado de los palacios de los faraones; en cambio, ¡qué imponentes se alzan los restos, relativamente escasos, de los templos que ellos construyeron! A los dioses consagró siempre el hombre lo mejor que tenía sin rehuir el holocausto de seres humanos siempre que creía hacerse así agradable a la divinidad, aparte los innumerables animales que les ofrecía en sacrificio. Y ahora téngase presente que todo esto se hacía por un ser desconocido; extremadamente raros son los que en diversas circunstancias afirmaron haberle visto u oído o haberse encontrado con él corporalmente. Todo aquello se hacía por un mundo que, examinado con los criterios normales, era absolutamente inexistente.
Es algo inconcebible que el hombre nunca ni en ninguna parte haya podido contentarse con lo presente y tangible, con lo «de hecho» y lo «positivo» Las religiones del pasado y del presente no sólo reclaman un inventario científico, un estudio ordenador y comparativo, requieren también una valoración crítica, que corresponde a la esencia y al derecho de la religión sobre la base de la razón humana. Ahora bien, eso es asunto de la filosofía, que no sólo se pregunta por el ser fáctico de la religión sí que también por su esencia, sentido, derecho y validez. Con su existencia táctica, las religiones todavía no se justifican ante la razón humana.
A la reflexión filosófica no le basta comprobar lo que es religión. Tiene que examinar asimismo si la religión. A. Brunner, La religión, Herder, Barcelona 1963. p. lOs (ed. orig. alemana: Friburgo de Brisg. 1956). Es una conducta humana con sentido, si existe con razón y si cumple de hecho lo que promete ser. Tal reflexión filosófica puede compaginarse, como queda dicho, tanto con una tendencia afirmativa de la religión como con otra que la niega. Y ambas cosas pueden comprobarse en los planteamientos que se han hecho desde la antigüedad.
COMPROMISO DE FE:
1. Para el próximo lunes 03 de agosto, a través del texto de JOSEF SCHMITZ en donde el tema: filosofía de la religión y ciencia de la religión son temas valiosos para entender mejor la religión… Elaborar una tabla en donde esté las diferencias y semejanzas entre las dos y una opinión personal de cada una.
2. Estar al día con los compromisos… recuerden que se socializa el libro. Llevar de forma creativa el resumen del libro (diapositiva, video, cartelera virtual… ) y una conclusión para la vida que tenga mínimo tres párrafos.
3. No olviden llevar la cartilla y si alguien ve la página avisar a los demás. éxitos.
POSIBLES TEMAS PARA LA ELABORACIÓN
CARTILLA DE E.R.E PRIMARIA[1]
1. La cartilla lleva el título de Módulo (Unidad) luego se desprenden cuatro o cinco guías de aprendizaje (subtemas) según el grado.
2. En cada módulo lleva un indicador de logro (estándar) y en las guías lleva un desempeño… (primera persona)
3. Cada Módulo se tiene en cuenta unos componentes (en tercera persona) que se le coloca a cada guía.
4. Lleva los contenidos temáticos (conceptos importantes de cada guía)
5. Recursos: Cuaderno, signos, reglas, colores….
6. Al final de la unidad unos criterios de desempeño (lo que el estudiante logró)
7. Recuerde que es importante abrir el tema con un interrogante que al final se le dará respuesta.
8. Recomendaciones prácticas: Título atractivo (módulo y las guías) imágenes impactantes que el niño se sienta atraído… Al inicio del módulo unas palabras de motivación escrita… a cada aparte de la guía un signo que sea novedoso (lo que sabemos puede llevar un libro… Aprendamos algo nuevo una vela encendida… ejercitemos lo aprendido con una persona con una herramienta… apliquemos lo aprendido con unos pasos…. Evaluemos con un lápiz…)
9. Si es posible al inicio del módulo que lleve un mapa conceptual en donde explique la conexión que hay entre el módulo y las guías…
10. Al terminar la cartillas tengan presente la portada, agradecimiento, presentación de la cartilla…
11. Pedir ayuda a los docentes que están de lleno en la metodología de escuela nueva para que puedan dar elementos claros para tener en cuenta en cada grado y que puedan responder a una necesidad en general de cada sede.
12. Agoten muchos recursos: Dibujo, dictado, el cuento, sociodramas, parábolas, variedad en las oraciones, cantos, signos, aclamaciones, concursos, lecturas (vida) celebraciones, estampas plásticas, títeres…)
[1] Al ejemplo de la cartilla de escuela nueva (ética y valores)
[2] Cada uno los puede organizar como crea que lleva un hilo conductor en lo que desea enseñar….
COMPROMISO DE FE:
1. Exposiciones: recomendaciones para exponer: creatividad (Uso de recursos didácticos: para poder practicar con los niños...) Dominio del tema (Nada de lecturas, buen uso de herramientas digitales....que se apropie del tema...) Captar la atención (Entregar cada grupo un resumen al final o inicio de la exposición a los otros grupos) evaluar y control del tiempo (Utilizar un recurso para evaluar lo que han entendido y tendrán máximo 12 minutos para cada exposición) Dependiendo lo planeado. Serán para el próximo miércoles 12 de agosto.
2. Estar trayendo material para adelantar las cartillas…
TEMAS Y ORDEN DE EXPOSICIONES
3. BUDISMO - MAZDEÍSMO (Estefanía - Anyi)
4. ISLAMISMO - PARSISMO (Isaías - Mónica)
5. ZOROASTRISMO - ZEN (Erika - Erika)
6. TAOÍSMO - ANIMISMO (Sandra - Yullay)
7. SINTOÍSMO - HUMANISMO SECULAR (Mary Luz - Simanca)
8. JAINISMO - BAHAL'S (Sebastian - Lorena)
9. CONFUCIONISMO - SIJISMO (Marión - Yenny)
[1] Significa religión
[2] Significa virtud
2. Se iniciará desde el prólogo hasta la primera parte Pag. 4 hasta la 23. Resumir por medio de un mapa mental para socializarlo para el 26 de agosto....
3. Seguir trabajando la cartilla en cualquier momento se les pedirá lo hecho hasta ahora.
4. Tener presente que se prepara una clase con las religiones expuestas.
5. Sigue pendiente la última lectura sobre el hecho religioso.
ENCUENTRO RELIGIOSO N° 6 (26 de agosto - 2015) UNIDAD Y PLURALIDAD DE LAS RELIGIONES
Las reflexiones anteriores muestran que la religión es, más que una realidad histórica, una categoría interpretativa de lo único que realmente existe que son las múltiples religiones. ¿Qué relación guardan éstas entre sí? La cuestión, muy compleja, se plantea en diferentes niveles que conviene diferenciar cuidadosamente.
El primero es el de la práctica misma de la religión vivida. El segundo, en estrecha relación con el anterior, es el de la reflexión teológica, es decir el de la reflexión racional elaborada desde el interior de la adhesión de la propia fe. El tercero es el de la reflexión filosófica, preocupada por el problema de la verdad de la religión, pero desligada de la adhesión a una fe determinada. El cuarto nivel está representado por la ciencia de las religiones y en especial por la historia comparada y la fenomenología de la religión que estudia el fenómeno religioso desde la multiplicidad de las religiones, las compara, las clasifica en tipologías, destaca los rasgos comunes y las peculiaridades de cada una, anota como un dato más las formas de considerar cada religión al resto de las religiones y, a lo más, aventura en qué formas de las existentes se realiza de la forma más perfecta la noción de la religión, la estructura significativa a la que ha llegado, absteniéndose de todo juicio sobre la verdad de cada religión y a fortiori de todo juicio sobre la verdad «absoluta» de ninguna de ellas.
5. Estudiar todo para las olimpiadas incluyendo la última lectura que serán para la segunda semana de septiembre.
2. Temas para preparar en cada clase:
- RELACIÓN ENTRE ÉTICA, MORAL, RELIGIÓN.
- EL SER HUMANO COMO SER ESPIRITUAL Y TRASCENDENTE.
- CATEQUESIS Y EVANGELIZACIÓN
- DESARROLLO MORAL DEL NIÑO
- EDAD PREESCOLAR - EDUCACIÓN RELIGIOSA ESCOLAR
- PORQUE LA EDUCACIÓN RELIGIOSA EN LA ESCUELA
- MODELOS DE EDUCACIÓN RELIGIOSA ESCOLAR
- LINEAMIENTOS CURRICULARES
- EXPERIENCIAS SIGNIFICATIVAS
Acá les envío un resumen del libro: goo.gl/CMf4hA No pasen en alto en echarle una mirada
- Para exponer sobre ética, moral y religión: goo.gl/uaIYS7
ENCUENTRO RELIGIOSO N° _____
2. Para tener en cuenta en la preparación de las clases: ESTÁNDARES DE LA E.R.E APROBADOS POR EL M.E.N goo.gl/9l5p0j
3. Lineamientos curriculares del área: goo.gl/HEvh0t
ENCUENTRO RELIGIOSO N° _________
COMPROMISO:
- Seguir leyendo el libro... con el signo del camino...
- Estar atentos a la elaboración de las cartillas...